Ji Hoo abre los ojos, sin mover un músculo, planta su mirada en el techo blanco, desgastado y cuarteado, tan similar a él. Cada momento de su vida aparece lentamente, deja que su vida salga de su baúl y pasee frente a sus ojos, torturándolo hasta llenar sus ojos de agua.
Recuerda las palabras de Yi Jeong, puede recitar cada una de memoria, porque en el fondo de su corazón soñaba con escucharlas en algún momento. No sabe si de parte de un hombre está bien, pero tiene claro que, independientemente de quien haya sido, necesitaba escucharlo y sentirse valioso para alguien.
Esboza una sonrisa, sin importa qué, tiene claro que no va a detenerse, por supuesto sentía un poco de culpa, pero así mismo se decía que era su hermana o era Yi Jeong quien iba a caer. Y su sangre no iba a ser. Hasta ahor
