Molly Algunos dolores no se borran con el tiempo, solo se ocultan bajo nuevas cicatrices. Las manos me sudaban, apenas podía pensar bien mientras entraba en la casa donde pasé los mejores momentos de mi infancia. Mis ojos recorrieron la sala observando todo, como habían cambiado los sillones y algunos muebles. Un ramo de flores frescas ocupaba un sector y luego aquel hombre que me trataba como a una hija cada vez que venía. —Pero mira que bella estás—sus manos se elevaron un poco en mi dirección. —Theo —me acerqué para abrazarlo. —No sabes cuanto me alegra verte tan entera y bien—me aparta. —Estoy tan orgulloso de ti. Mis ojos se llenaron de lágrimas, porque sabía a qué se refería, él hablaba de mi adicción, de aquel momento donde todo parecía ir directo a un solo lugar, —¿Sí? —C

