– Gerente Marcos, ¿quiere un poco de café?.
Hanna se levantó con una sonrisa y se ofreció. Emma no pudo evitar poner los ojos en blanco mientras observaba a Hanna hablar con una voz asquerosamente linda. ¿Estaba intentando coquetear con Marcos? Su atractivo gerente la miró desde su escritorio y sonrió.
– No gracias. ¿Alguien más quiere algo de beber?.
– Oh, quiero un poco de café, Hanna.
– Yo también.
Los otros trabajadores varones a su alrededor levantaron la mano uno por uno. Era obvio que Hanna estaba haciendo un esfuerzo por no parecer molesta.
Emma se tapó la boca para ocultar su sonrisa, pero pareció que Hanna se dio cuenta. Ella fulmino a Marcos con la mirada y de repente agarró el hombro de Emma.
_ No puedo traer todas las tazas yo sola. Vayamos juntas, Emma.
Cuando Emma sintió el fuerte apretón de Hanna, supo que no tenía otra opción. A Emma en realidad no le importó ayudar porque quería estirar las piernas.
– ¿Entonces cuatro cafés en total?.
Después de contar a las personas que levantaron la mano, Emma y Hanna salieron de la oficina para dirigirse a la sala de descanso de la empresa. Tan pronto como comprobó que la sala de descanso estaba vacía, Hanna hizo un puchero y refunfuñó.
– ¡Qué demonios! Sólo le pregunté al gerente, entonces, ¿por qué todos los demás Alfas estaban haciendo pedidos? Esto apesta.
– No seas tan duro con ellos. A esos Alfas obviamente les encanta que un Omega les sirva café.
Emma sonrió mientras agregaba café molido a la cafetera. Hanna se cruzó de brazos y se encogió de hombros.
– ¡Hmph!, no me interesan perdedores como ellos. El único que me interesa es el sexy de Marcos. ¡Ah, por cierto!, ¿has visto al nuevo líder del equipo en el Departamento de Planificación Estratégica? Él también es súper sexy. Creo que tuvimos suerte con todos los guapos novatos.
_ Deja de soñar, Hanna. El gerente Marcos está fuera de nuestro alcance – Dijo Emma con firmeza mientras miraba la cafetera.
Hanna puso los ojos en blanco y Camino Theo hacia la puerta.
– Voy al baño. Si me arreglo el maquillaje, tal vez él se dé cuenta de mí. ¿Debería usar algún perfume también?.
– No. ¿Sabes qué tipo de dolor de cabeza me da si tengo que oler perfume todo el día en esa pequeña oficina? No lo hagas.
Ignorando la advertencia de Emma, Hanna salió tarareando. Emma miró hacia la puerta por un momento antes de negar con la cabeza. Alta y glamorosa, Hanna a rara vez dejaba de seducir a un Alfa una vez que se lo proponía.
Por otro lado, Emma era pequeña y gordita. No tenía talento para seducir Alfas y los dos novios que tuvo en toda su vida la dejaron por otra Omega y en ambas ocasiones, sus novios ni siquiera esperaron el habitual período de espera de un mes antes de volver a salir.
En este punto, uno esperaría que ella renunciara a su sueño de un “Alfa perfecto”, pero en secreto, Emma todavía creía que algún día conocería a EL ÚNICO ALFA y tendría una apasionada historia de amor. Sabía que estaba siendo patética, pero aun así…
"¿Que pasa conmigo?"
Suspiró y observó cómo el café goteaba cuando, de repente, escuchó pasos en la puerta. Emma se giró para ver al Alfa de gafas gruesas y cabello rizado. Llevaba un traje que ya estaba arrugado a pesar de que solo habían pasado unas pocas horas desde que comenzó su jornada laboral.
"Dios, es ese molesto Theo" –Emma frunció levemente el ceño y le dijo molesta.
– El café aún no está listo. ¿Podrías esperar un poco?
– No, no estoy aquí para eso.
Su voz era sorprendentemente profunda. Casi sonaba como si su voz estuviera ronca por los gritos. Emma arqueó las cejas y preguntó.
– Entonces, ¿qué quieres?.
_ ¿Estás enojado conmigo o algo así?.
_ ¿Perdón?
Ante su inesperada pregunta, ella parpadeó mientras lo miraba fijamente. Ella no podía entender de qué estaba hablando. ¿Estaba enojada con él? Pero nunca antes habían tenido una conversación decente.
– ¿De qué estás hablando?.
Cuando ella lo miró con el ceño fruncido, Theo la miró con una expresión curiosa. Repitió su pregunta nuevamente.
– ¿Entonces no estás enojada conmigo?.
– No. ¿Por qué?.
_ Porque no quieres hablar conmigo.
_ Pero nunca nos hablamos…
"¿Creíste que eramos amigos?" Emma quería preguntarle, pero le parecía demasiado grosero decir algo así. No podría ser bueno molestar a tu compañero de trabajo, ¿verdad? Entonces, Emma se encogió de hombros y añadió.
– No es así. Creo que ha habido un malentendido.
Él la miró por un momento antes de darse la vuelta cuando escuchó la voz de alguien. Emma también se volvió hacia la puerta para encontrar al Gerente Marcos.
_ ¿Está listo el café?.
_ No, no quedaba nada, así que tuve que hacer nuevamente. ¿Quieres un poco?.
Emma intentó hablar con su voz más bonita posible sin sonar falsa. Marcos sonrió y asintió.
_ Sí. Si tienes suficiente, yo también tomaré una taza.
– Sí, claro.
_ Theo, ¿te importaría esperar aquí y ayudar a Emma a cargarlos cuando estén listos?.
Theo asintió sin expresar su respuesta. Con una sonrisa, el gerente se dio la vuelta y regresó a la oficina. De pie junto a la puerta y viendo salir Marcos, Emma suspiró suavemente. Ese tipo era demasiado atractivo para su propio bien. Definitivamente debería haber sido actor o modelo.
_ Entonces te gusta el Gerente Marcos.
Emma saltó cuando Theo murmuró en voz baja. "Dios mío, había olvidado que él estaba aquí". Theo la estaba mirando con la cara en blanco. Emma puso una mano sobre su corazón palpitante y sacudió la cabeza.
_ Por supuesto que no. ¿No sabes que es mala idea salir con alguien de tu trabajo? Es una forma segura de arruinar tu vida.
_ Ah, ¿es así?.
Theo se echó hacia atrás el cabello desordenado encogiéndose de hombros. Emma, sintiéndose incómoda, miró fijamente la cafetera como si su vida dependiera de cada gota. "Por favor, Dios"... Rezó para que Theo se olvidara de todo esto…
Desafortunadamente, este no era su día de suerte. Cuando volvió a escuchar la voz profunda de Theo se sorprendió de no desmayarse en el acto.
_ ¿Entonces no te importaría que le dijera al gerente que dormimos juntos.