CAPITULO 8
Recibí a Lucía con un abrazo de oso, muy fuerte y largo, pero noté una expresión diferente en su rostro después de que la solté del abrazo.
Se veía triste y vi una marca roja en su rostro. - ¿Sucedió algo? – le pregunté preocupado, y ella empezó a llorar, luego, después de unos segundos, respondió.
- ¡Mi madre me golpeó y está en contra de nuestras citas!
Gritó aún llorando.
- Espera, explícame bien, Lucía. – dije, llevándola al sofá de mi casa.
Estaba totalmente en crisis, con la mirada perdida, nunca la había visto asi antes. Por lo general, la historia de llanto soy yo, pero aparentemente ella también tenía sus debilidades.
— Ella vio nuestro beso y se molestó, dije que estábamos juntos, pero ella dijo que estaba en contra y me abofeteó, me castigó, pero salí de allí
