Capítulo 61. Una rabieta que llevará a una verdad. Casandra se levantó de golpe de su asiento, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, no podía ser ella la mujer que Vicenzo estaba presentando ante todos como su mujer… con los ojos abiertos como platos lo miró desde su lugar, su padre cerró los ojos tratando de entender lo que estaba pasando. -- No… no puede ser…. Eso no puede ser. Vicenzo enloqueció – los medios estallaron en preguntas y exclamaciones, callando sus reclamos. El señor Ducke se quedó petrificado en su asiento, su mandíbula estaba apretada con furia, se sentía traicionado, pensaba que Vicenzo había enloquecido. La jovencita que estaba en la pantalla era la misma que lo había acompañado a las últimas reuniones como su dama de compañía. Pero fue Casandra quien perd

