Capítulo 32. Celos! y un gran escandalo. A la mañana siguiente… El amanecer se filtraba por las cortinas, iluminando la habitación con un brillo suave. Maia se despertó lentamente, sintiendo el calor de un cuerpo fuerte junto a ella. Su mente tardó unos segundos en ubicarse. No recordaba exactamente en qué momento Vicenzo la había llevado a la cama, pero ahí estaba él, durmiendo profundamente con un brazo rodeándola de manera posesiva. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. Había algo extrañamente cómodo en despertar junto a él, a pesar de todo lo que pasaba entre ellos. Se giró un poco, observándolo. Su cabello n***o estaba ligeramente despeinado, y su expresión relajada hacía que se viera menos intimidante que cuando estaba despierto. Si tan solo supieran la tormenta que les

