Taylor sonrió. - Solo tienes que ser tú mismo. ¡Dios mío! Interactuamos de ocho a diez horas todos los días de la semana. Será lo mismo, solo que habrá más gente alrededor. Incluso puedes preguntarme sobre mi pasado. Sería normal, ya que crecí cerca de Rochester. Tendrías mucha curiosidad, como qué tan lejos está el instituto, dónde se celebró el baile de graduación y con quién fui. -
Pregunté. - ¿Qué pasa con la diferencia de edad?-
Taylor dijo. - Pfffft. No pasa nada. Tres años no son nada. Tú tienes treinta y yo veintisiete. Es normal. Por cierto, mi cumpleaños es el veinte de junio y sé que el tuyo es el diez de marzo. -
-¿Qué tal si tengo mucha más experiencia que tú, especialmente en lo s****l?-
-Oh, mi querido novio, también eres mi mentor y sensei mientras crezco y evoluciono de maneras nuevas e interesantes. Me estás ayudando a convertirme en una persona sensible y cariñosa, y en una mujer adulta increíblemente atractiva, capaz de amar, tener intimidad s****l y alcanzar la plenitud en la vida. -
Intenté una estrategia diferente. - Taylor, ¿quién es tu modelo a seguir?-
Ladeó la cabeza con expresión de sorpresa. - Eres un tonto. ¿Por qué crees que estamos aquí? Te elegí porque quiero ser como tú. -
Ay, Taylor. Puede que no te gusten estos zapatos. Piénsalo. Soy muy egoísta. No tengo a nadie más a quien cuidar ni a quien preocuparme aparte de mí misma. Eso es muy narcisista. No tengo a nadie que me quiera, excepto quizás a mis padres, que viven en Florida y con quienes no hablo muy a menudo. Podrían considerarme una persona con problemas emocionales. Trabajo duro y me doy el lujo de tener sexo sin compromiso.
-¿NSA?-
Sin compromisos. No soy un buen ejemplo a seguir. Quieres preocuparte por los demás; lo noto. Quieres a alguien que se preocupe por ti. Incluso si estuviéramos juntos, no estoy seguro de poder serte fiel. Quizás me dé la vuelta y me lance a la siguiente falda atractiva que me llame la atención.
Taylor pensó un momento y dijo. - Puede que me parezca bien, al menos por ahora. Me excita pensar en tus fines de semana sexuales, aunque no esté involucrado. Supongo que es hora de confesar. Mientras te follas a tu nueva conquista, yo estoy en la cama masturbándome y pensando en cómo sería. -
Me aferré a ese punto como si fuera un salvavidas, con la esperanza de disuadirla de involucrarme como su novio temporal. - Taylor, ¿cuánto sexo real has tenido?-
—No soy virgen. —Parecía un poco insultada.
-Responde mi pregunta.-
Taylor suspiró y puso los ojos en blanco. - He tenido sexo dos veces: en el baile de graduación, y follamos dos veces. Después me fui a Wellesley a la universidad; solo hay mujeres. Una noche comí un poco de sexo allí, pero... aparte de eso, lo que sé sobre sexo es por las películas que he visto. -
-¿Ves porno?-
A Taylor se le iluminó la idea. - ¡No! Pero es una gran idea. Quizás podrías decirme qué sitios web visitar. ¿Es caro?-
-Gran parte es gratis. - dije. - Deberías empezar a estudiar en ese teatro. Te advierto que hay cosas un poco pervertidas, y también que he hecho muchas de las cosas que hacen las parejas. -
-Lo haré. Gracias. Ves, ya me estás ayudando mucho. Estaré más preparada en cuatro semanas para mi parte en nuestra farsa. Será divertido. ¿Qué has hecho de raro?-
Bueno, hace dos semanas estuve con dos mujeres todo el fin de semana, tirándomelo todo. Ya lo he hecho varias veces, con dos mujeres, claro. También he formado parte de un trío diabólico: dos tíos follándose a una chica a la vez; por el culo y por la v****a. He sido exhibicionista y también mirón. El rollo pervertido es casi infinito. Ya verás.
Llegaron nuestras cenas y nos quedamos en silencio un rato mientras comíamos. Ambos nos mirábamos fijamente. Creo que estábamos haciendo algunas evaluaciones internas. Sé que yo también.
Taylor podría ser guapísima. Necesitaba un cambio de imagen. Con un poco de maquillaje y ropa más elegante, me di cuenta de que estaría realmente despampanante, quizá una de las mujeres más atractivas con las que he salido. Al observarla, me di cuenta de que tenía una estructura facial que podría considerarse hermosa, si se cuidaba un poco y dejaba de usar esas gafas gruesas como botellas de Coca-Cola. Creo que tenía buen cuerpo, así que mejor ropa. También necesitaría zapatos de verdad; en lugar de los zapatos planos o las zapatillas deportivas que usaba. Vestía fatal.
¡Espera! ¿Por qué estaba pensando en salir con ella? Todo esto estaba mal. Recordé todos esos viejos dichos de no meter la pluma en el tintero de la empresa. Joder, simplemente no podía con esto.
Volví a mirar a mi compañera de cena. Taylor me miró con lágrimas en los ojos. La del izquierdo se le rompió y le rodó por la mejilla. Empezó a ahogarse. Dijo una palabra con un tono lastimero. - ¡Por favor!-
* * * * *
Taylor me llevó a su apartamento de una habitación. Le dejé claro que teníamos mucha tarea que hacer y que íbamos a empezar de inmediato. Siguiendo su sugerencia de que nos visitáramos mutuamente, fuimos a su casa. Estaba más cerca del restaurante.
Observé el reducido espacio, que quizá alcanzaba los 28 metros cuadrados, incluyendo el recibidor y el baño. Todo estaba abarrotado. Había contenedores debajo de cada mueble, y los armarios estaban a rebosar. Tomé un par de fotos para estudiarlas después.
Entré en su pequeño dormitorio, que tenía una cama tamaño queen. Pensé en darle un codazo a Taylor por diversión. - Oye, ¿dónde está tu vibrador?-
Sin complejos, se acercó a la mesita de noche y abrió el cajón. Sacó un consolador y un vibrador a pilas. Se sonrojó. Asentí.
-¿Algo más?-
-Solo un poco de lubricante. - admitió tímidamente. - A veces me reseco. -
Hice un gesto y ella guardó las cosas.
Abrí su armario y examiné su ropa y zapatos. No vi nada que se pudiera considerar sexy ni atrevido. Me volví hacia Taylor. - Voy a tu otra habitación. Quiero que te pongas tu atuendo más sexy, al menos vestido y zapatos; luego ven a enseñárselo. -
Salí y cerré la puerta tras de mí. La oía revolviéndose en la habitación y me preguntaba qué aparecería. Cinco minutos después, la puerta se abrió y ella entró. Ni siquiera parecía esperanzada. Sabía qué aspecto tenía.
Negué con la cabeza. Dije-Mañana iremos de compras mientras almorzamos. -
Ella dijo. - ¿No te gusta?-
Honestamente, no. Tu figura está oculta; no se ve el escote; no puedo ver tus rodillas, y mucho menos la mayor parte de tus muslos; y el color y el diseño se asemejan al camuflaje que usó el Ejército en la Tormenta del Desierto. Los zapatos son negros mate, pero deberían ser de charol para darle un toque de brillo al resto de tu vestimenta, y deberían tener un tacón mínimo de ocho centímetros.
Ella parecía abatida.
Me acerqué y la abracé por los hombros. - Taylor. Mi estilo de mentoría, si hacemos esto, será una dosis de amor duro. Salgo con mujeres atractivas. Te diré exactamente lo que pienso sin rodeos. Esta será la manera más rápida de encaminarte hacia una nueva vida. Esperaré lo mismo de ti cuando me estés preparando para ser tu novio temporal. Solo tenemos cuatro semanas y tenemos mucho trabajo por delante. -
-Gracias. Supongo que me acostumbraré. Así que, sí, por favor.-
La besé en la frente. - Una cosa más. Este fin de semana, aprende a usar sombra de ojos, delineador, rubor y lápiz labial. Creo que nunca te había visto maquillada. Me gusta una chica natural, pero también una que se arregle para salir. Queremos que le muestres tu nuevo look a tu familia cuando llegues a Rochester. Necesitan saber que hay una nueva tú en la ciudad... y que tienes novio. -
-Lo haré.- De repente, sonó entusiasmada. Hizo una pausa y luego me miró fijamente. - Quiero que me conviertas en el tipo de chica con la que saldrías, o en lo mejor que puedas hacer en las cuatro semanas que tenemos. Sé que es una tarea casi imposible, pero apunta a las estrellas y llega a la luna.-
Me dirigí a la puerta principal. - Te veo en el trabajo mañana por la mañana. Buenas noches. - Salí y caminé hasta mi casa en Back Bay. Había un ligero toque otoñal en el aire, además, Halloween era en cinco días. Íbamos a tener que trabajar duro con el novio temporal y el cambio de imagen.
* * * * *
Taylor llegó al trabajo con los labios pintados y las mejillas ligeramente rojas (¿a juego?). Me dedicó una gran sonrisa y dijo. - Muchas gracias por hacer esto. Seré tu amiga para toda la vida. -
Me concentré en el ordenador. Estaba buscando la verdadera identidad de un hombre llamado Gordon Vega. Había llamado a dos de sus empresas anteriores, pero no encontré nada, lo que demostró de entrada que algo andaba mal.
Pensé que era el momento de poner en práctica mi idea. Supuestamente teníamos un retrato del hombre, posando con traje y corbata. Tras algunas pruebas, llegué al sitio correcto en internet y subí la foto escaneada para su evaluación; y la búsqueda con IA. Mi ordenador tardó unos diez minutos y luego produjo unas mil posibles coincidencias.
Las revisé todas, sosteniendo la foto junto a la pantalla de mi computadora. Después de cinco minutos, estaba seguro de poder informar que Gordon Vega era un alias de George Vogel. Me desvié un poco para ver qué averiguaba. Para la hora del almuerzo, descubrí que al viejo George lo habían despedido de su último trabajo por acoso s****l. Mmm. Mala decisión para un director de ventas.
Taylor asomó la cabeza por la puerta. - ¿Almorzamos?-
-Sí. Estamos comiendo y comprando.-Les avisé a algunos que estábamos haciendo recados y que volveríamos más tarde de lo habitual. Nos comimos un sándwich mientras íbamos corriendo.
Para empezar, acompañé a Taylor a Macy's, ya que era la tienda más cercana a nuestro trabajo. La llevé a la sección de vestidos de mujer y una amable mujer nos ayudó. Le expliqué lo que buscábamos y, enseguida, Taylor entraba y salía del probador mostrándome los vestidos que habíamos elegido juntas. La vendedora fue muy amable.
Elegimos tres vestidos y unos pantalones ajustados que hacían que el trasero de Taylor pareciera deslumbrante. ¡Guau! ¿Cómo se las había arreglado para ocultármelo? Compramos tres pares de zapatos y, para su sorpresa, lo cargué todo a mi tarjeta de crédito.
-¿No puedes pagar mi ropa?- dijo en forma de pregunta.
-No solo puedo, sino que lo hice. Te vistes para complacerme, a mí, tu novio temporal. Claro, espero pagar. También espero verte con esto puesto.- Señalé las bolsas de la compra.
Nuestra llegada de regreso al trabajo con las grandes bolsas de ropa y cajas de zapatos no pasó desapercibida.
* * * * *
Conocí a Jill sobre las siete y media y fuimos a cenar a una marisquería llamada Ostra. Aunque caro, la comida y el servicio fueron de primera. Como le estaba tendiendo una trampa a Jill, pensé que valía la pena.
Jill estaba apropiadamente nevada... y agradecida.