Una hora más tarde… —¡Ricky e Ivanka llegaron! ¡Ay, qué maravilla!—exclamó Rosa, la madre de Antonio, muy emocionada mientras sostenía una copa de sangría de un lado y con la otra cargaba a una de las gemelas sus nietas dormida mientras miraba por la ventana ansiosamente. Seguidamente, Ivanno con una sonrisa juguetona les dijo: —Vamos a terminarnos toda la sangría si mi cuñado no baja pronto. ¿Se estará maquillando? Jajajaja—bromeó, mientras tenía a su esposa Angelica sobre sus piernas. Ahora, en lugar de llamarlo "La anaconda", los hermanos menores de Antonio le habían apodado "La zarigüeya" porque siempre tenía encima a su esposa o a sus tres hijas. En ese momento, Angelica, la hermana gemela de Antonio, amamantaba a una de las gemelas mientras estaba sentada en las piernas del pelin

