MATTIA Tiro las llaves de mi auto en mi escritorio. Me llevo las manos al cabello y tiro de él. La maldita erección que se me formó desde que vi a mi ratoncita con esos ajustados vaqueros no se me ha bajo. Verle los pezones duros asomados por la delgada tela de la blusa que tenia no hizo mas que avivar el deseo que siento por ella. No sé si a eso se le podía llamar blusa, era solo un pedazo de tela que apenas la cubría. No sé como pude controlarme, deben darme una medalla. Ya que me moría por arrancarle esa jodida tela y prenderme de esas deliciosas tetas como si fuera un jodido hambriento. Quería doblarla en el capo del auto, bajarle los vaqueros y enterrarle mi polla hasta el fondo, quería demostrarle lo que es un verdadero hombre, que sepa que así como puedo destrozarle el coño, tambi

