—¡Qué pena! —Expresa Arianna, con la cabeza recostada en el sillón donde Fabiana la ayudó a acomodarse para que recibiera el tratamiento con la mejor comodidad que su situación de salud le puede aportar—. Disculpe a mi esposo, no suele ser así. Ha estado bajo presión estos días. «¿Y por eso yo tengo que recibir malos tratos, y luego justificarlos? No, señor, así no es», Aduce Fabiana en un diálogo mental mientras aprieta los dientes en reacción a la excusa de esta bella y dulce chica que no se merece al ogro del esposo ni esa enfermedad que la lleva débil. Sin necesidad de analizar mucho, en seguida Fabiana percibió lo débil que se encuentra el organismo de la hermosa chica que tiene al frente. Pese a ello, no pierde su belleza que segura está en situación normal, deslumbra a cualquiera

