Había pasado un mes desde aquel fatídico día en que Peri derramó su almuerzo sobre sí misma y Josh Craig. En el trabajo, él era todo negocios, y ambos habían decidido que lo mejor era mantener lo que ocurría fuera del trabajo. Seguía siendo el arrogante y controlador que siempre había conocido en la oficina, pero ahora había cambios sutiles en su comportamiento y en su forma de interactuar con ella. Sus ojos seguían cada uno de sus movimientos, y cuando venía a verla por un proyecto en el que estaba trabajando, se inclinaba sobre ella o la rozaba, y el contacto la mareaba de alegría. Josh era un hombre ambicioso; no se llegaba a un puesto como el suyo a tan temprana edad, sin dedicarle horas y esfuerzo para respaldar su talento. Peri solía quedarse con él en el trabajo, pero cuando se ace

