–Linda, ya despierta hija, que es hora de ir al colegio— escucho la voz de mi amado padre.
—Si, ya voy pa— grito y me levanto de mi cómoda cama.
Voy directo a la ducha, salgo envuelta en una toalla, cepillo mis dientes y mi cabello castaño.
Salgo y me dirijo al armario, me coloco mi ropa interior y arriba el uniforme del instituto. Procedo a secar mi cabello y lo recojo en una coleta alta y dejo sueltos algunos mechones, para terminar, adorno mi peinado con un listón n***o.
Soy Adara Collins, hija de Henry Collins, un empresario luchón que se encargó de mí solo, debido a que cuando solo tenía 8 años mi madre nos dejó solos… o bueno, es una forma de que no suene tan tragico ya que ella falleció.
Desde ese momento, tenemos una conexión única, somos como uña y mugre por así decirlo de forma grotesca.
—Adara, ya, vas a llegar tarde—
—¡Que ya voy!— refunfuño en respuesta.
Antes de ir hasta abajo le doy de comer a mi amado conejo el Señor Bolitas, si, un nombre algo raro quizás pero lo elegí junto con mi difunta madre.
—Holaaa— digo saltando del último escalón para caer en sus brazos.
—Hola mi niña preciosa— dice abrazándome fuerte.
—¿Cómo estás?— le pregunto caminando hacia la cocina.
—No tan bien que digamos— me alarmo al instante.
—¿Qué te pasa? ¿Estás bien?¿Te duele algo papá? ¿Quieres que te acompañe al médico? Háblame por dios— digo rápidamente examinándolo por completo, lo que lo hace reír.
Si, soy demasiado exagerada en cuanto se trata de mi padre. Realmente soy muy cuidadosa con él, es la única persona que tengo en el mundo y no me gustaría que nada le pasara.
—No amor estoy bien de salud, pero..—hace una pausa— siéntate te lo diré mientras desayunamos—
Me sirve un plato de panqueques con miel, frutas y un licuado de fresas.
— ahora si— él me toma de la mano— esto es muy importante—
—Pa me estás asustando ¿qué sucede?—
—Me ascendieron en el trabajo linda— dice mirándome con sus ojos azules.
—¿En serio? Eso es genial— él me mira preocupado— ¿no? ¿Pero qué pasa?—
Se tensa a lo cual yo imito su acción, en verdad es muy raro que él esté serio.
—Tengo que ir de viaje—
—Genial ¿iremos de viaje? ¿A dónde? tendremos que hablar en el colegio así podré ir...— él me interrumpe.
—Amor no entiendes tengo que ir yo sólo— me detengo y lo miro.
—E-entiendo— digo neutra y nerviosa a la vez— p-por cuánto tiempo—
—Son...siete meses amor— mi corazón se acelera.
—¿Q-qué? ¿Cómo que siete meses papá? ¿Me vas a dejar sola aquí? ¿Qué voy a hacer sin ti!?— digo comenzando a llorar.
Intento tomar aire, pero es en vano. Comienzo a hiperventilar, no quiero que se vaya, él no, no como mamá.
—Princesa, entiéndeme, esto es por ti, por mí, por nosotros dos, necesitamos el dinero—veo sus lágrimas salir y me duele el alma.
—No, no llores por favor— la única vez que lo vi así fue cuando mamá murió— perdóname no quería que te pongas así por mi culpa— digo limpiando sus lágrimas.
—Perdón mi niña, pero sabes que no me gusta verte así—dice con mi cara entre sus manos— sé que desde que tu mamá se fue ...tú y yo jamás nos separamos, pero esto es por nosotros—
—Lo sé papi, lo sé— decido cambiar de tema— p-pero dime..¿me quedaré sola todo este tiempo?—
—Ahh si, eso iba a mencionarte— el limpia mis lágrimas y luego las suyas— vendrá tu tío James—
—¿M-mi tío James? P-pero ni siquiera lo recuerdo papá—
—Si cariño, la última vez que lo viste fue cuando tenías siete años—
—Wow ni siquiera recuerdo su cara. Pero, pues es tu hermano así que supongo que está bien pa—procede a abrazarme fuertemente.
—Gracias por entender mi amor—besa mi cabeza— ahora termina tu desayuno así no llegas tarde al colegio—
Finalmente me obligué a dejar el asunto por la paz, no solo por mí sino por papá. Si él lo llamó supongo que es porque le tiene plena confianza, y estaré a salvo con él.