La puerta del apartamento se abre de golpe. Caterina entra empapada, empujándola con tanta fuerza que esta se estrella con un sonido sordo contra la pared. Su rostro tenso, endurecido por el cansancio, las lágrimas y el dolor de la traición, sorprende a Matteo, quien no dice una palabra. Caterina se detiene al ver a Enzo y luego lo mira levantando una ceja. Sus pensamientos son un torbellino, no logra concentrarse por la ira y el alcohol que ha bebido y para calmarse, pasea la mirada por el apartamento, el cual no logró apreciar el día anterior. Ahora está ordenado, salvo por una mesa cerca a la ventana donde varios documentos y una caja se encuentran esparcidos en desorden. Huele a cigarrillo por todo el lugar, en una mesa baja frente al hombre delgado, y con una cara y mirada endureci

