Wesley —¡Wesley! Despierta, amigo. Reacciona, hermano. Las manos de Josh se aferraban a mis hombros con fuerza, sacudiéndome de vuelta a la realidad. —¿Eh? —parpadeé, saliendo de mi niebla mental—. Estoy despierto. Tranquilo. Sus manos se apartaron de mis hombros. La alarma de mi monitor de computadora seguía sonando, y Josh me miraba como si temiera que me prendiera fuego. —¿Hace cuánto está sonando esto? —No sé. Un buen rato. —Mierda. Josh apagó la alarma de un clic certero con el mouse. —¿Qué te pasa esta noche? —¿A qué te refieres? —Pareces ido. Estabas en una especie de trance raro y no podía hacer que reaccionaras. Cerré los ojos con fuerza. Me ardían como el demonio. Solté un quejido. —Debo haber estado mirando esta pantalla durante horas. —Lo estuviste. Entré aquí pa

