Sentado en el sofá en forma de "L" de un horrible color verde oscuro en la sala de estar de su casa y no el de su taller o la cabaña en el bosque, Santos observaba fijamente su teléfono celular que descansaba en la pequeña mesa de centro frente a él. Aunque no quisiera admitirlo, la llamada de su hermano Kenneth si le había dejado algo tentado. Era noche de luna llena después de todo, el atardecer que se mostraba en su ventana estaba prácticamente mostrando sus últimos rayos de sol y su lobo se estaba volviendo cada vez más ansioso con ello. Al igual que a todos los demás cambiaformas lobos, las noches de luna llena le afectaba especialmente a su animal, el cual pedía a gritos en su mente que le diera la oportunidad de salir a correr y gastar algo de la energía que les invadía en aquel

