Capítulo 21

2655 Palabras

Puliendo lo que serían las piezas de un tocador para una joven chica, Santos examinó cada pieza una vez terminó con ello, comprobando que ninguna parte había quedado áspera, astillada y que hubiera tomado la forma que deseaba. Asintiendo satisfecho, el lobo alfa tomó las piezas y las trasladó a otras de sus mesas de su taller, en la cual tenía todo lo necesario para barnizar y darle los detalles finales antes de comenzar a armarlo finalmente. Inconscientemente, su mirada viajó hacia la puerta de su taller y el molesto gruñido que soltó su lobo en su mente, Santos hizo eco de este al no ver a la molesta pulgar llegar con su comida. A pesar de que no se había saltado el desayuno esa mañana, el haber estado trabajando todo el día sin detenerse, moviéndose de un lado para otro, por supuesto

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