1.

2250 Palabras
Mi nueva vida Adaptarse a vivir en la ciudad no es fácil para alguien que creció en una vereda, con costumbres tan diferentes, mayormente rurales y es por eso, que preferí comprar una finca a solo minutos de la ciudad, pero lo que no sabía es que por estudios y demás, pasaría el mayor tiempo en la ciudad, Barranquilla y la vida allí era completamente diferente, mucho más ajetreada, habían grandes edificios, calles pavimentadas y todo en general era muy, muy bonito, pero aún no me acostumbraba, aunque pronto lo haría porque hoy era mi primer día de clases en la universidad. Mi vida los meses después de salir fue buena, se podría decir, aunque bueno, no lo fue tanto hasta que recibí la indemnización, porque me tocó trabajar en todo tipo de cosas junto a mis primos, quiénes después de lo que me ocurrió, tampoco regresaron al pueblo, porque sabían que yo era inocente y conociéndolos, por la forma en que me defienden, habría ocurrido una tragedia si se quedaban y eso sería como empeorarlo todo aún más, pero eso sí, lo que teníamos claro es que algún día me las iban a pagar, así que durante ese tiempo, ellos tuvieron trabajos en que ganaban una miseria y claro está, recurrieron de nuevo a lo único que sabíamos hacer, el contrabando, pero era muy difícil movilizarse por los controles en las carreteras, así que lo hacían a medias y así sobrevivieron hasta que volvimos a encontrarnos y por supuesto, no haría mi vida lejos de ellos. Eran las únicas personas que me quedaban, mi única familia y no los quería lejos. Ellos son bastante diferentes entre sí. Por un lado, Kevin tiene mi misma edad, es hijo de una hermana de mi padre y es de estatura promedio, ni muy alto, ni muy bajo, es trigueño, de pelo castaño, delgado y su personalidad… es confusa a veces. Es bastante peleonero, resentido y odia que le hagan bromas, pero a él sí le encanta hacerlas, también es muy flojo, cuesta mucho que haga algo por voluntad propia y a pesar de que es bueno trabajando, es perezoso para casi todo lo demás, aunque ya estamos acostumbrados a su forma de ser. Molesta mucho para comer, solo le gusta la comida del campo y odia la comida de la ciudad porque dice que sirven porciones muy pequeñas y él ama comer, también le cuesta mucho la tecnología, aunque eso es algo que comparte con Ricardo o Ricky, el apodo que le gusta usar por la película. Él por otro lado, es tres años mayor que nosotros, también es hijo de una hermana de mi padre y es bastante blanco, muchísimo, pecoso y tiene el pelo castaño con ondas, es algo gordito o bueno, este año lo es porque dedica gran parte de sus ganancias en comer, tiene una nevera pequeña en su habitación, la cual siempre está equipada con bocadillos grasosos y tortas, tiene una repisa con enlatados, papitas y demás, también es bueno cocinando, así que por eso es que él es el que se encarga de la cocina en la casa, pero nos dividimos las tareas, él la cocina, Kevin y yo el aseo. Ricky es fanático a morir del fútbol europeo, colombiano, el que sea y es bastante relajado, no molesta casi y eso sí, es bastante inteligente, él era el que siempre hacía nuestros planes criminales en la adolescencia, las rutas que tomaríamos o los futuros negocios, así que como ahora vivíamos juntos, él administraba la finca, el ganado y demás, Kevin ayudaba, pero Ricky era el de las decisiones importantes y yo, solo me dedicaría a estudiar, a la finca, y a ciertas actividades que más adelante empezaríamos, porque ellos ni siquiera terminaron el bachillerato. Hoy era el primer día de clases, yo había elegido estudiar administración, porque ahora que tenía varias propiedades a mi nombre y demás, creo que debería saber sobre el tema, pero lo que no sabía en ese momento, es el cómo cambiaría toda mi vida el haber elegido estudiar esa carrera y más, por la universidad a la que ingresaría, que era la más costosa de toda la región, pero al menos, recibí una beca que cubría una parte de la colegiatura y esto fue otro de los beneficios de la dichosa indemnización, que fue monetaria netamente, pero de nada serviría para borrar los años que pasé encerrada, ni restauraría el daño, los abusos y golpizas que sufrí ahí dentro, pero al menos podía comenzar de cero y quería forzarme a hacerlo, porque estaba joven, tenía solo veinte años y me quedaba una vida por delante. Aunque creo que necesitaba terapia o algo así, pero sé muy poco del tema. Nos encontrábamos en la sala, tomando unas cervezas y veíamos un programa en la tv que nos gustaba a los tres, este era: Beavis and Butthead, pero ya eran casi las diez y debía levantarme temprano. -Oye, Irina, sirve para algo y tráenos otras cervezas.-Dijo Kevin y fruncí el ceño. -Ya traje las tres anteriores, tráelas tú. -Tú estás más cerca.-Dijo enojado y exhalé. -Voy a dormir mejor. -¿Qué? ¡no! Si es porque no te quieres parar, yo traigo las cervezas. -No, mañana es el primer día de clases y no quiero desvelarme.-Dije mientras me levantaba y até mi cabello. Creo que debería cortarlo, ya está demasiado largo porque nunca más lo volví a cortar desde… bueno, esa noche. -¿A qué hora debes salir de aquí?-Preguntó Ricky. -A las seis, las clases son a las seis y media de la mañana. -Bien, te llevaremos. -Oye, ni creas que voy a madrugar. No madrugué ni para el funeral de mi madre, así que pailas.-Dijo Kevin y ambos lo incendiamos con la mirada. Lo peor de lo que había dicho, es que era completamente cierto. Él no madruga, para absolutamente nada y creo que preferirá morirse de tarde para dormir toda la mañana. Debe dormir doce horas diarias o se pone insoportable. Así que sí, básicamente él se pierde medio día de todos los días de su vida al dormir. -Bueno, no vayas a ni mierda, que ni falta que hacías.-Le dijo Ricky y este le sacó la lengua como respuesta, así que a la mañana siguiente, Ricky me llevó en la camioneta de la casa, que es una que adquirí de segunda porque cuando se vive en una finca, es totalmente indispensable tener un vehículo donde se puedan traer cosas y esta, era una vieja camioneta de dos puestos de los noventa, negra, muy útil y de buena calidad, que tal vez a la vista no era muy bonita, pero servía para lo que necesitábamos. Este era el único vehículo de la casa, así que a veces nos peleábamos por él, pero lo usaba mayormente Ricky, que era el que más trabajaba, todo el día se la pasaba con las tareas del campo y aunque Kevin también lo hacía, no era igual que Ricky, así que por eso el auto era prácticamente suyo y bueno, debo tomar el transporte público la mayoría de las veces, pero me daba igual. Me dejó en la universidad y ambos nos miramos entre sí, es que era bastante extraño estar por fuera de este lugar, era una universidad preciosa, intimidante tal vez precisamente por esto y más, por las personas que vimos al llegar, todos en autos costosos y se notaba que jamás habían pisado el transporte público en su vida y que ni conocían la bienestarina. -Bueno, ojalá no te hagan matoneo por pueblerina.-Dijo Ricky y reí. -Eso es lo menos peor, si se enteran de que soy exconvicta, creo que me tocaría sentarme en un rincón. -Bueno, que te vaya bien y ya sabes, espero y te levantes a un man con plata, pero nada de moneditas, un man que tenga buena plata y que sea pinta, nada de feos como yo o como Kevin, aspira por lo alto. -Qué feo y clasista sonó eso. -Irina, si te veo un novio feo y para colmo, que sea barrista, mediocre o que le guste la música de Silvestre Dangond, te lo espanto porque te lo espanto. Que por lo menos tenga alguna finca o tierras, ahí sí sería un buen tipo y claro, nada de citadinos, solo gente como nosotros, porque los citadinos son gente extraña y comen muy mal. -Pero qué exigente eres.-Me quejé.-De igual forma, voy a estudiar nada más, no vengo de conquista porque si fuera así, me hubiese salido más barato bajarme alguna aplicación de citas que pagarme semejante colegiatura tan costosa para buscar novio. -Tienes un buen punto. Me despedí e ingresé a la universidad. No sabía cómo debía entrar, pero observé a los demás y noté que pasaban una tarjeta, supuse que era la que me dieron cuando pagué, así que imité lo que los demás hacían, pasaban la tarjeta por los torniquetes y así, pude entrar sin quedar como ignorante. Previamente, me bajé un mapa por internet de la universidad, porque no quería perderme y menos, que me hicieran las bromas famosas que hacen en todos lados, que pregunto por mi salón de clases y me mandan a la puta mierda, así que pude llegar sin problemas y eso sí, tardé quince minutos en llegar sin perderme, es decir, este lugar es enorme, tiene muchos edificios, espacios verdes, cafeterías, piscina y demás, que luego conocería. Llegué entonces faltando cinco minutos para la hora de clases y noté que ya estaba el salón casi lleno. Entré y pasé desapercibida, no había muchos asientos libres así que me senté adelante, en una silla que encontré y un par de minutos después vi ingresar a una profesora muy joven, de tal vez unos treinta a lo mucho, junto a un chico que parecía ser cercano a ella. Era extraño porque se parecían, al menos físicamente y creo que probablemente son familia. Parecían gente muy importante, se podía notar este hecho de lejos. La mujer, llevaba un traje de pantalón elegante azul turquí, con tacones, cabello lacio impecable, n***o, iba maquillada de forma profesional y por sus rasgos, se notaba que venía de una buena familia. El chico por otro lado, a pesar de que venía vestido más informal al no ser el docente, se notaba que su ropa era muy costosa porque era diferente y no lo sé, se le notaba la clase, es algo que se puede ver fácilmente. Tenía el pelo n***o como la mujer, exactamente igual, lacio, pero lo usaba un poco largo. Tenía cejas gruesas, pobladas que resaltaban mucho por su piel blanca, era delgado y llevaba unos jeans negros, un suéter gris con una chaqueta de jean encima, eso quiere decir que vino en auto porque con el calor de afuera, nadie se vestiría así y usaba unas botas, aretes en las orejas y parecía ser muy alegre porque saludó a medio salón de clases apenas ingresó, lo cual fue extraño porque hoy era el primer día de clases, se supone que nadie se conoce con nadie, pero de lo que me enteraría en las siguientes horas, es que todos sí se conocían, venían de la misma escuela la gran mayoría y decidieron estudiar lo mismo, para manejar los negocios de sus padres, así que yo sería la intrusa en todo caso. Las clases fueron sencillas, bastante rápidas y creo que esto se debía por ser el primer día de clases, solo fue como una leve introducción y nada más. Pude notar mucho en el primer día en que estuve y no, a pesar de que todos se notaba que venían de buenas familias, que no tenían carencias y demás, no era como en las películas cliché de estados unidos, no parecía haber nadie popular, todos parecían muy amigos de todos y hablaban de cosas normales, como de salir el fin de semana y cosas así, nadie me miró extraño al no ir vestida con ropa tan costosa y de hecho, esa mañana, conocí a un chico que estaba sentado a mi lado, porque tocó agruparse en parejas para actividades de una asignatura que era economía y estas serían por todo el semestre. Él se llamaba Andrés Felipe y sería mi mejor amigo, de toda una vida, pero no lo sabía en ese momento, porque solo hablamos de cosas académicas, de cómo dividiríamos los trabajos y nada más. A la salida, esperaba por fuera de la universidad un autobús que me llevara hasta Salgar cuando vi detenerse a mi lado, al chico de pelo n***o junto a otros dos más, quiénes esperaban para cruzar. Noté que él me miró de reojo, desvió la mirada, pero luego, me miró fijamente al percatarse de algo en mi rostro. ¿Qué carajos? ¿será que… me veo muy mal al no llevar maquillaje? Creo que debería usarlo, estoy algo mayor para no llevar nada, pero… ¿era eso o algo más? No tenía idea, pero no parecía ser algo bueno porque me miraba serio, como si fuese algo malo. -Oye tú, ¿qué te pasó?-Preguntó y fruncí el ceño. -¿De qué? estoy bien. -¿Por qué tienes los ojos así? ¿es una mutación o qué?  -Sí, es una mutación. ¿Tienes algún problema con eso? -¿En serio?-Preguntó y asentí.-Como los gatos, es absolutamente genial. -Mmm.-Me miró entre risas junto a sus amigos, que me miraban fascinados y luego, los vi alejarse. No entendía qué demonios había sucedido. 
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