En el restaurante pido mi comida, decidí que me acompañara Sol de vez en cuando no cae mal una compañera, es una chica muy callada a diferencia de las otras dos habladoras que por cierto no las he visto.
—¿Sol y tus amigas que se han hecho?
—Andan de vacaciones
—¿por que no andas con ellas?
—Mis padres no me dieron permiso, a decir verdad yo no tengo el nivel de vida de ellas, mas ahora que Amelia tiene un novio millonario se da la gran vida
—¿Quien es el novio?
—No lo sé, solo estuvo viniendo un par de veces aquí –Puede ser cualquiera el tonto que ande con ella, traen la comida y nos concentramos en comer, es un ambiente agradable todo el lugar es elegante y sofisticado, la comida es deliciosa, se nos antoja un postre, pido un Pudding de chocolate suizo, se me hace agua la boca de lo rico que esta.
Paso mi tarjeta para pagar Sol quería pagar su comida, pero es claro que yo invete ademas fue agradable no comer sola como siempre lo hago, alzo mis cosas en mi bolso para irnos
—Felicidades chicos, que guardado se lo tenían –Habla Sol y levanto mi vista para encontrarme con esos ojos que me estabilizan, pero en estos momentos quiero matarlo
—¿A que te refieres?
—No se hagan ya sabemos que tienen una relación, vimos como se besaban, hacen una linda pareja, ¿Verdad Emma? –Me trago mi orgullo y mi coraje porque si de algo he aprendido es que nadie juega conmigo
—Asi es –Respondo con la mayor tranquilidad posible, aunque por dentro me este quemando del coraje, intenta hablar Diego pero no lo hace, no quita la mirada de mí.
De regreso en la universidad entro a mis clases correspondientes, mi teléfono no a parado de sonar, Claro como se le cayo su teatrito, tiene muchas agallas para jugar conmigo y burlarse de esa manera, cae mas mensajes el ultimo dice:
"te veo en la salida en el estacionamiento, tenemos que hablar"
Ya quisiera, es que me odio a mi misma, como fui tan tonta de aceptar ser su juguete de esa forma que estaba mal desde el principio, soy una princesa de la mafia y caigo en los juegos inmaduros, me desconozco por completo.
Finalizan mis clases es hora de ir a casa, quiero estar sola en estos momentos, llego a mi auto al momento de subirme una mano se interpone para que lo haga.
—¿Que quieres?
—Quiero explicarte lo que viste
—Acaso te estoy pidiendo explicaciones
—Princesa, tienes que saber las cosas, tu eres mi novia y la que me gusta
—Si como no, mientras te besas con otras, ya se si asi va ser la relación yo lo haré con los que yo quiera –Su semblante es serio
—Emma no me provoques
—Ve Diego no me gusta ser juguete de un inmaduro como tu, así que aquí queda lo que nunca debió de iniciar
—¡No Emma!
—Ve con tu querida novia, es mas allí viene –Me subo a mi auto, salgo de ese lugar, a quien quiero engañar si me gusta Diego y quizás si estaba sintiendo algo por él, a lo que me da mas coraje es que haya jugado así conmigo.
Llego a mi casa, paso directamente a mi habitación, me quito la ropa para entrar a la ducha y darme un buen baño, para así bajarme el coraje que me cargo, al terminar me pongo un short y una camiseta, voy hasta la sala donde me voy a ver una película y pasar todo el resto del día, hoy no quiero ser molestada por nadie.
Quería estar sola sin ser molestada pero ya veo que eso no será posible por el momento, pensé que ya se había ido, viene caminando despacio si se ve enfermo y no es de menos recibir un balazo
—Creia que ya te habías ido –Digo sin voltearlo a ver
—Te recuerdo que habías dicho que no querías a mi gente aquí y por esa razón me llevarías tú
—Que obediente, no te ves de los tipos que le obedezcan y menos a una chiquilla
—Claro que no, pero por el hecho de que me salvaste entonces te obedeceré solo esta vez –Me hace sonreír
Se sienta a mi lado, sin mutar alguna palabra, así duramos un largo rato hasta que se le da por hablar nuevamente
—Que te sucedió en la mano
—Me intentaron asaltar y me cortaron con una navaja
—Me imagino que quedaron peor que eso
—Claro que si.
—Ahora si me dirás a que te dedicas
—Si soy buscado por la DEA, no es por que sea un hombre honorable
—Eres un mafioso
—Asi es, ahora te da miedo estar conmigo
—En lo absoluto, no te tengo miedo porque si quisieras matarme ya lo hubieras echo desde el primer momento en que te desafie en el bar.
—No tientes a tu suerte Emma
—Ya mejor dime a donde te llevo y asi te vas de mi casa –Me levanto para irme
—Te hace falta ser educada –Dice jalandome a él, quedo sobre sentada sobre sus piernas, nuestros rostros quedan a pocos centímetros
—Acaso piensas educarme tú
—No tengo paciencia para niñas caprichosas – Me da risa lo que dice, me acerco a sus labios y los beso, es que el muy perro esta buenisimo, se rehúsa pero va accediendo a mi con la mano que tiene buena, me hace subirme a ahorcadas sobre él, me gusta con la posesividad que me agarra es muy intenso al momento de estar con él, me separo de él lentamente luego de darle un pequeña mordida en el labio inferior. Siento la dureza debajo de los pantalones, puedo estar loca pero detesto que jueguen conmigo y si Diego tiene otra por que yo no tenerlo, además estas oportunidades solo se tienen una vez, un mayor a mi colección.
Llegamos a la habitación, me ayuda a deshacerme de la ropa quedando en una sexy tanga, se prende de mis pechos de una forma que me excita demasiado, gemidos salen de mi boca, se quitan los pantalones juntos al bóxer quedando desnudo, mostrando sus dotes masculinos, muy antojables, la tinta en sus músculos me encanta, abro del cajón sacando preservativos, ya cometí la idiotes de coger sin condón esta vez no, se lo coloca me hago a la orilla de la cama abriéndome de piernas, siento la dureza que entra en mi c**o se mueve como un animal salvaje, embiste fuerte, me da unas nalgadas que chillo del dolor, pero soy una masoquista por que me encanta que me pegue
—Eres una niña mal educada que necesitas disciplina
—Castigame lo que quieras –Digo entre jadeos, me esta llevando al limite, pero quiero demostrar que no soy una chiquilla.
Se sube a la cama y lo monto moviéndome a mi antojo, él se concentra acariciando mis pechos que rebotan por la intensidad de los movimientos, no puedo contenerme mas y exploto en un orgasmo, el hace lo mismo llegando al clímax, doy unos últimos movimientos y salgo recostandome a un lado para recuperarme.
Su respiración se escucha acelerada, no chispamos palabra alguna, volteo a ver al lado de donde se encuentra, me alerto al ver sangrando la herida
—Se te abrió la herida –Digo y me tapo con una toalla, voy por las cosas para limpiar la herida, de paso me pongo una bata de seda negra.
Regreso a la habitación y le quito la gasa que cubría la herida
—Lo siento te lastime –Me siento culpable por andar de caliente con un herido, que vergüenza
—No es nada, además yo hice mucho movimiento.
—Quedara una cicatriz horrible –Digo
—Nada que un buen tatuaje no pueda cubrir
—Asi que te harás sobre el –siento curiosidad
— algún día lo sabrás, Quieres cubrir el tuyo, puedes hacerlo y darle vida en color a una marca que consideras fea que te de seguridad sobre una cicatriz que te hace recordar lo fuerte que eres –Esa idea me gusta, no lo había pensando.