—Somos un desastre—. Él resopló. —No te sientas mal, tomaría toda una vida de esto si eso significara mantenerte a salvo. Hablando de eso, no deberías estar aquí, no es un sol seguro—. Parpadeé con fuerza otra vez mientras mi corazón se retorcía. Ethan suspiró y se abrazó más a mí. Su bestia empezó a lamer mi cabeza para consolarme, lo cual era absurdo ya que él era el que estaba encadenado. —No me importa Ethan.— —Sí.— Dejé escapar un suspiro y acaricié mi cabeza contra la suya y luego lamí su pata. —¿Podríamos intentar sacarte?— —No, no queremos empezar con eso. Cuando retire este paquete, lo haré de la manera correcta para que no haya dudas de quién es—. Mi bestia retumbó en aprobación de nuestro macho. —Voy a matarla. Lentamente—. Él se rió entre dientes y lamió mi cabeza de nu

