Él me miró con esos ojos azules que casi me hicieron olvidar por qué estábamos hablando. —Escucha, nunca pasó nada entre Amber y yo. Ella sólo... eh... es un poco atrevida—. Suspiré y me hundí en el agua fría. Escuché muchas disculpas antes, pero en ese mismo pensamiento, recordé que Ethan no era quien solía darme disculpas sin sentido. No era justo juzgarlo de esa manera. Pero aun así, la idea de sus dedos sobre su torso plagaba mi mente. Me estremecí, no me di cuenta de que la atracción entre nosotros me haría esto. —No parecía que te importara demasiado.— En el momento en que salió de mis labios, me sentí como una niña estúpida e insegura por decirlo; y odié la atracción por hacerme sentir así. Mi lobo acarició mi mente, tratando de relajarme. No teníamos motivos para sentirnos así y

