—Yo sólo— Dejé escapar un suspiro tenso y sacudí la cabeza. —Cada vez que sueño ahora, es ella de rodillas con un cuchillo cortándole la garganta en lugar de la de ellos. Me asusta muchísimo, Levi.— —Bueno, Ethan— dijo Levi mientras se bajaba del árbol. —Vas a tener que superar eso porque les está haciendo a ambos más daño que bien en este momento.— Estaba rodeándome. Sabía lo que estaba pasando, sabía que esto sucedería. Dios, no hay nada más en este mundo, además de Cristina, que a mi tío le guste más que una paliza en el culo. Me miró con malicia y sacudió la cabeza. —No pasa un día que mi alma no llame a la de ella. Maldita sea, todavía puedo olerla en mi cama por la noche, pero no hay nada que hubiera cambiado de ella. Era lo que más amaba de ella, cómo era como una llama que nunca

