Capítulo 25. Una realidad paralela y muy peligrosa...
Sol abrió los ojos. Miró a Marco y luego a la habitación donde estaba Enzo.
“No. No podía ser” se repitió una vez más.
Pero el sonido de esas palabras, y la forma en que él las había susurrado en su delirio… coincidían.
Y lo que más le perturbaba no era la duda de si Enzo sabía algo que ella no.
Lo que más le dolía era saber que, por primera vez, deseaba que él se quedara con ella para averiguarlo.
Sol volvió a colgar el teléfono sintiéndose más sola que nunca. No porque Alexander le hubiera gritado, ni por la amenaza implícita que colgaba como cuchilla sobre su cuello. Eso era terreno familiar. Lo había vivido desde que tenía recuerdos.
Pero esta vez, algo dentro de ella había reaccionado distinto. No era el miedo, ni la rebeldí
