Me quedé mirando los lomos de los libros en fila tras fila en los estantes. Nada llamó mi atención. Ni la espantosa fuente roja sobre un lomo n***o, ni el toque de azul agua sobre un fondo violeta. El nombre de uno de mis autores favoritos fue ignorado mientras recorría con los dedos el estante. Mi mente estaba muy, muy lejos. Bueno, notan lejos. A solo unos kilómetros de distancia. Para ser especifica en Matteo y en esa piscina suya
Había regresado a casa la noche anterior, segura de que la próxima vez que estuviera con él, en su casa, mi virginidad desaparecería. Había un impulso imprudente y resonante dentro de mí que me decía que necesitaba volver con él, y había luchado contra ese impulso toda la noche. Había tenido que levantarme dos veces a cambiar las toallas sanitarias debajo de
