ZAYN Parecía que no había dejado de llover desde que Aria renunció. Estaba sentado en mi oficina, mirando por la ventana mientras cortinas de agua cubrían el cielo gris. Pasándome las manos por la cara, me levanté y me estiré. Necesitaba recomponerme y dejar de pensar en lo que había pasado con Aria. Yo me había metido en este lío y ahora me tocaba lidiar con las consecuencias. Más importante aún, debía concentrarme en el trabajo. Al hundirme de nuevo en el asiento, empecé con las tareas del día. Un golpe en la puerta interrumpió mi concentración. Dana, la nueva ingeniera jefe, entró para revisar los reportes diarios. Había sido una suerte que justo en ese momento estuviera disponible y buscara un nuevo puesto en Nueva York. Según Bernadette, podíamos considerarnos afortunados de que Da

