ARIA
Eso quitó presión de encima, así que no tuve que ser la mariposa social y mantener la conversación. Y me dio más oportunidad de beber, que era todo lo que quería hacer. Mi única misión de la noche se había reducido a emborracharme espléndidamente. Tal vez así podría divertirme lo suficiente como para olvidar a Zayn por un rato.
Pero un par de tragos después, me di cuenta de que mi plan tenía fallas. Cuanto más bebía, más triste me ponía. Y con toda la tristeza venían más recuerdos implacables de él: una mezcla borrosa y arremolinada de todos los momentos ardientes y apasionados que compartimos, junto con esos momentos finales dignos de vergüenza antes de que renunciara y me fuera.
—¿Cómo estás aguantando? —me preguntó Zoe después de un rato, cuando hubo una pausa en la conversaci
