Miércoles, al parecer el día pinta para ser igual y no me equivocaba. Al despertar hice el amor con mi esposa de manera espectacular como en las últimas semanas, pero después de eso Laurence siguió la misma rutina, se levantó y se metió a la ducha, al salir dijo con un tono seco y cortante. — Date prisa, lleva a los niños a la escuela, ya es tarde y tengo que salir. —Estaba sorprendido y extasiado por lo de hace unos momentos que no se me ocurrió decir otra cosa más que. — Si claro, yo los llevo. —Además de que no tenía ganas de pelear tan temprano, últimamente peleamos mucho y solo nos reconciliamos haciendo el amor. Al salir del baño Laurence buscaba provocarme poniéndose en posiciones muy sexys y todos los días estrenaba lencería nueva, pero trataba de contener mis ganas. Al terminar

