5. Ben no estará allí.

2663 Palabras
DANIELA. El portero abre la puerta y le doy las gracias mientras cruzo el umbral y salgo a la fría noche de invierno. —¿Por favor?— Eva dice, todavía detrás de mi. —Vamos, Daniela, será divertido. Vamos. ¡Vamos!— —Eva, yo..— —Vamos— —No quiero...— —Vamosssssss. Daniela. Vamos. ¡Vamos!— me detengo en medio del camino de ladrillos, con las llaves en la mano y el auto ya estacionado en la rotonda, del camino de entrada en el Blue Ridge Country Club, donde fue la cena de ensayo de Eva que justamente concluyó. —Será divertido— dice mi hermana pequeña, deteniéndose frente a mi y mirando hacia arriba, con el cabello recogido hacia atrás sobre sus brinllanes ojos azules. —Recuerdas la diversión, ¿verdad? ¿Es lo que haces cuando te diviertes?— No conté cuantas copas de vino tomo en la cena, pero fueron varias. —Me gusta la diversión — digo, un poco a la defensiva. —Pero tengo que levantarme temprano mañana porque alguien se va a casar y decidí que primero tengo que arreglarme el cabello en caso de que me lleve "diez horas para ponerme en forma"— Ella parpadea hacia mi como si no pudiera creer lo que oye. —Daniela— dice. —Son las nueve y media— —También tengo que llamar a Lauren y ver como fue su partido— digo, tomando las llaves de mi bolso y luego colocándolo de nuevo en mi hombro. —Esta noche estaban jugando contra los Blccksburg Brawlers, y ya sabes, esas chicas universitarias tienen veinte años y son completamente intrepidas— Todo esto es cierto, pero también quiero hablar con Lauren porque siento que casi me meto en esto con Ben hoy y nisiquiera se por qué. Solo se que tengo esa sensación distante y pisoteada que tengo después de pelear, como si fuera un trozo de hierba frente a una escuela primaria. Eva pone los ojos en blanco, se sacude el pelo y mete la mano en su bolso, saca su teléfono y escribe furiosamente. Detrás de ella, la puerta se abre de nuevo y salen nuestros primos Bruce y Aria. —Ben no estara allí— dice, medio distraída, con el rostro brillando con la luz reflejada. —El es el dueño no el cantinero— Siento que mi corazón da un vuelco. —¿Qué ? No me importa si Ben esta allí— le digo. —No es por eso que no quiero ir, no quiero ir porque..— —Te pones rara cada vez que menciono su nombre— sin dejar de mirar su teléfono. Bueno, creo que apenas podemos vernos sin follar o pelear. —No, no lo hago— —Estás rara ahora— dice, mirándome y levantando una ceja. —No soy rara, estoy cansada y un poco molesta y estás siendo una pequeña perra total— le digo. —Ooh, tirale un zapato— dice una voz a un lado. —Nadie va a tirar un zapato— digo con calma, mientras Aria y Bruce se unen a nosotros en el camino. —Podría tirar un zapato— dice Eva, inclinando la cabeza hacia un lado. —Y me saldría con la mía. Soy la novia— —Probablemente— coincide Bruce —¿Ves?— Eva dice alegremente, y luego suena su teléfono. —¡Ah! Genial, Lauren nos encontrará allí— —¿Qué?— —Lauren— dice Eva, fuerte y lentamente. —Se encontrara con nosotros— hace un círculo con su dedo indice sobre su cabeza, señalanado a las cuatro perosnas que estan allí. —..en la cervecería— —Eres un monstruo— le digo. —Una perra total— Ella sonríe. —Vamos ¡Lauren te esta esperando y sera un momento familiar divertido y emocionante! Y tú sexy ni siquiera estará allí— Gracias a Dios está oscuro, porque puedo sentir como se me calienta la cara. —Ya te dije que no me importa— —¡Siendo rara!— —¿Tu ex viene?— pregunta Aria. —Espera, ¿tu sexy ex es Noah?— suena confundida y no puedo culparla, "sexy" no es la pirmera palabra que la mayoría de la gente asocia con mi exmarido. —Está hablando de un chico con el que salí en la escuela secundaria— le explico. —Bennnnnn— dice Eva, sonando borracha y ceceante. —Y el no va a estar allí, que es el punto. Cuando lo menciono, Daniela se pone rara— —Yo no..— —Ben. Ben. Ben.Ben. Ben. ¿ves?— —¡Está bien!— le siseo a mi hermana pequeña, cada vez más ruidosa. —Bien. Iré por media hora, pero tengo casi treinta años y no puedo emborracharme hasta las tres de la mañana y levantarme alas siete y estar bien— —Dios mío, treinta— dice Aria. —Casi treinta, y positivamente antigua. ¿Cómo estás parada ahí sin convertirse en polvo?— Aria tiene veintiocho años. —Debe ser un milagro—le digo, mientras Eva se acerca a mi. Luego me toma la cara entre las manos, señala mi cabeza hacia ella y me mira fijamente a los ojos. —Daniela— susurra. —No eres vieja. Eres un maravilloso y hermoso unicornio. Eres un tigre. Eres una tigresa unicornio feroz y fuerte y creo en ti— Pongo mis manos sobre las de ella y me obligo a no reirme de mi hermana pequeña, porque incluso si esta bastante borracha y un poco malcriada, creo que Eva tiene el corazón más puro que cualquiera que haya conocido —Gracias— digo. —Vamos antes de que me convierta en una calabaza— ... Eva corre los últimos pasos hasta la cervecería, agarra la puerta, luego la abre triunfalmente y señala la gran sala interior. —¡Ta-da!— grita, levantando ambos brazos y girando en círculo. —¿Ves? ¡No, Ben!— Nunca he querido amordazar a mi hermana pequeña más que ahora. —Está bien— digo, como si fuera una persona loca, y en cierto modo lo es. —¡Te dije!— ella chirría. —Esta totalmente bien, es seguro y gratuito, y no tiene que ser todo..— La interrumpe el sonido de muchas voces chillando al unísono.Todos nos volvemos para ver un grupo de mujeres jovenes descender sobre mi hermana pequeña. —¡Son mis chicas!— grita, y luego se ríe y abraza al menos a cinco de ellas a la vez, saltando arriba y abajo, con una banda blanca sobre sus hombros mientras se la llevan. Aria, Bruce y yo nos miramos entre si. —¿Eso es una hermandad de mujeres?—susurra Aria. —Creo que son los Borg— susurra Bruce. —Excepto, ¿sabes, rubia?— —Idiota— —Parece algo agradable— digo todavía mirando la masa risueña que envolvía a Eva. —Quiero decir, están felices por ella, ¿verdad?— —Así es como llegan a ti— dice Aria, muy, muy seria. Mientras completamos unas cervezas en el bar, mi hermana Wendy se acerca flotando. Basta con mirarla para darme cuenta de que ella también ha bebido mucho vino. —¿Adivina quien tiene dos pulgares y abrio una cuenta con la tarjeta de mamá y papá ?— pregunta sonriendo y señalándose a si misma con los pulgares. Con eso, mi normalmente muy correcta hermana se da la vuelta y se aleja, dejándonos a Bruce, Aria y a mi mirándonos. —Eso fue una invitación, no solo una fanfarronería, ¿verdad?— pregunta Bruce, con una ceja levantada. —Lo es ahora.— le digo, señalando ampliamente la lista de cervezas en la pizarra sobre la barra. —Vuelvete loco. Consiguete la cerveza de barril más elegante— Cervezas en mano, encontramos lugares al final de una larga mesa de madera. Unos minutos más tarde, saludo a Lauren cuando entra. —La cuenta de Harold Adams— le digo. —Y conoces a Bruce y Aria, ¿verdad?— —Si, nos conocimos en la juerga de 4 de julio de Bella— dice, todavía de pie, estrechándoles la mano a los dos, sus risos hasta los hombros cayendo sobre sus ellos mientras se inclina. —Tu eres el chico que pensó que estaba bien ponerle guacamole al queso crema— Bruce sonríe. —Lo mantengo— dice. —Es delicioso. No sé puede discutir lo delicioso— —Es una abominación— dice Lauren, aunque también esta sonriendo. —Dos frases y ya estoy bajo ataque— dice Bruce, tomando un sorbo de su cerveza y mirándonos a Aria y a mi. —Estás viendo esto, ¿verdad? Ella quiere atraparme— —Esto no es un ataque, es una conversación— dice Lauren. —Espera necesito una cerveza— Se aleja hacia la barra y los ojos de Bruce la siguen. Lauren regresa unos minutos más tarde y todos bebemos cervezas mientras ella nos cuenta sobre su partido de roller derby, completo con un diagrama de pistas en una servilleta. Su equipo, los Blue Ridge Bruisiers, perdió, pero solo por unos pocos puntos. —Su pista estaba demasiado resbaladiza— dice, tomando un sorbo de su vaso medio lleno. —Seguimos cayendo— —Estoy seguro de que fue eso— dice Bruce con una expresión inexpresiva, pero Lauren solo se ríe. A partir de ahí, pasamos así que patinar sigue estando de moda, y luego a andar en patineta. Bruce dice que puede hacer un par de trucos, pero nadie le cree, y eso lleva a Aria a contarnos una historia sobre la vez que mi padre aparentemente empujo a los suyos a una pisina y casi lo ahoga, o eso dice. Después de un rato, Bruce y Aria se levantan para tomar más cervezas. En el momento en el que están fuera del alcance del oído, Lauren mira a su alrededor con escepticismo y luego vuelve a mi. —No quiero custionar una cerveza gratis, pero ¿qué estoy haciendo exactamente aquí?— Ella pregunta. —¿No estás disfrutando de la fiesta posterior a la cena de ensayo de mi hermana pequeña?— digo, señalando vagamente el resto de la cervecería. —¿No es esto tu forma preferida de pasar la noche del viernes?— —Eva nunca me había contactado antes en su vida, ¿y de repente parece que si no te veo en un bar alguien va a morir?— —Está borracha— digo. —Ha estado borracha desde la cinco y media, creo— —Por favor, dime que no tiene un rehen— —Todos somos rehenes de la novia— Lauren resopla. —Lo siento por ella— digo. —Ni siquiera se de donde saco tu núm…que estoy diciendo, estoy segura de que lo sacó de mi teléfono durante la cena cuando fui a orinar o algo así, porque Eva no sabe lo que significa la palabra limite— —Tienes que ponerle un codigo de acceso a esa cosa— dice —Están tatando de sabotear mi desintoxicación de p***s— suspiro. —Bella está siendo...Bella al respecto y estoy segura de que Eva cree que está ayudando de alguna manera. Ni siquiera se por que te arrastró a esto. Podrías ser un cebo para hacerme venir aquí. Lo lamento—Toma otro trago y mira a su alrededor, frunciendo ligerametne en ceño. —Bruce, tu primo, ¿Cómo están saboteando? Oh mierda— dice, cuando finalmente se da cuenta. —Él no esta aquí_ digo. —Recuerda, esto es el plan de una borracha de veintidos años— —Y ella no lo sabe— —Joder, no, ella no lo sabe— digo. —Ella piensa que eramos novios en la secundaria y eso es todo, no..— Me dentengo, porque no hay una palabra para lo que Ben y yo somos. Al menos no lo hay en español. Probablemente el aleman tenga una palabra para las personas que estuvieron juntas hace mucho tiempo y que se han enrollado repetida e imprudentemente en los años posteriores, aunque sus breves relaciones conducen inevitablemente a la ira y al desamor. —¿Amigos con derecho?— pregunta Lauren. —No somos realmente amigos— —Joder... ¿compatriotas?— contemplo contarle sobre nuestra no pelea esta tarde, pero realmente no tengo ganas de hacerlo en su bar, mientras miro por encima del hombro cada diez segundos para ver si una de mis hermanas está escuchando. —Es técnicamente exacto— finalmente digo. —Solo uno de los muchos servicios que ofrecemos— ella dice, choca su vaso contra el mío y luego levanta la vista. Bruce y Aria se acercan a la mesa. —Deja de hablar del extraño mentón de Bruce, el va a regresar— digo, —Ahora se que me estás jodiendo— dice Bruce, sentándose y sonriéndole a Lauren, quién claramente está divirtiéndose. —Mi barbilla es perfecta— Bruce se frota la cara como si estuviera en un comercial de afeitado y Lauren se ríe. Aria, una vez más sentada junto a Bruce, pone los ojos en blanco ante su hermano menor. —Tienes celos de mi barbilla— dice —Totalmente normal. Lo entiendo. Yo también estaría celoso de mi barbilla. Es una barbilla genial— —Claro eso es todo— se ríe Lauren. —Sabes, este tipo de comportamiento a menudo es defensivo— —¡Lauren!¡Mmmm!— Eva ha vuelto y está sentada con un remolino de pelo rubio y la sensación de que la energía en nuestra mesa acaba de pasar de las seis a las once. —Hola— dice Lauren, sonriéndole a mi adorable y borracha hermana pequeña. —Felcitaciones por tu ¡boda! ¿Estás nerviosa?— —Oh, Dios mío, si—dice Eva, con los ojos muy abiertos, ambas manos alrededor de un medio vaso vacío. —Cuando hicimos el ensayo hace unos días, una de las damas de honor tropezó con unos pétalos de flores y el portador del anillo se distrajo con algo en una de las sillas, y estoy realmetne preocupado de que la banda se pierda nuestra entrada o toque la canción equivocada. Lo vi suceder en la boda de una de mis hermanas de la hermandad hace unos meses y fue horrible— Lauren sonríe cortesmente, tratando de no reirse. —Estoy segura de que lo pasarás genial incluso si algo sale mal— dice con tono tranquilizador. —Te dará algo de que reirte más tarde— —Todo el mundo sigue diciendo eso— resopla Eva, quitándose el pelo rubio de la cara. —Pero no quiero algo de que reirme, quiero algo ¡Oh!— Ella grita la última palabra y luego señala enfáticamente que todos cogemos nuestras cervezas y giramos la cabeza, esperando encontrar un oso suelto o al menos una ardilla. No es un animal. Es una persona y nos está mirando directamente. Por una fracción de segundo, siento como si mis entrañas se estuvieran cayendo al suelo. —¡Daniela!—  Eva susura tan fuerte que probablemente sea aduible en el pueblo siguiente, con el brazo todavía extendido hacia la barra y el dedo extendido. —¡Es Ben!— —Ese es Mark— digo, agarrando su mano, poniéndola sobre la mesa y girando mi cabeza lejos de donde el esta parado detrás de la barra. Eva frunce el ceño dramáticamente. —¿Estás segura?—dice, todavía con varios decibeles demasiado altos. —Creo que ese es Ben— Está intentando señalar de nuevo. Me aferro a su muñeca para que no pueda hacerlo. —Si estoy segura, y por el amor de Dios deja de señalar, siseo.
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