Siempre le permitió todo. Siempre la consintió. Siempre buscó la forma de estar con ella, aunque su apretada agenda se lo impidiera. Jamás antepuso un negocio a su hija como para merecer un exceso de confianza como este. Leonard casi tuvo un paro cardiaco cuando entró a la habitación buscando hablar con ella y no la encontró. Fabio se movilizó de inmediato. El capo sabía que no era culpa del Sicurezza. Las cámaras no la vieron salir, así que ella había roto las reglas y usó el búnker para salir de la mansión. Leonard sabía exactamente para qué pagaba a Fabio y ninguna de sus actividades de trabajo incluia cuidar a una adulta de veinte años, salvo en una situación que lo ameritara. Ella sabía la regla de oro de su padre y aun así, decidió romperla. Cuando encontró la cama vacía, ord

