La mirada de Florencia caía sobre Dante y luego sobre Ben, en todos esos años jamás imaginó que se lo encontraría. El hombre que estaba más cerca de la cocina apuntaba con un arma a Benjamín, los demás imitaron su acción. Dante movió su mano para darles a entender que estaba bien, que no era necesario. —¿Isabela no mintió?, ¿Por qué?, ¿por qué me engañaron? —Sus ojos reflejaban dolor, desilusión por aquella mujer a la que siempre admiró. Sus ojos se llenaron de lágrimas, su corazón se aceleró, no sabía si sentirse molesto o feliz de saber que estaba viva. En su interior era un torbellino de emociones y no sabía cómo lidiar con ellos. Dante sacó su celular ignorando la pregunta de su primo, miró la puerta del armario ya que esta se movió, señaló a uno de sus hombres para que viera en su

