Isabela pensaba en todas las posibilidades de escapar, pensaba en saltar del auto y correr sin detenerse, claro primero tenía que buscar la manera de desatar sus manos. Podía decir que necesitaba usar el baño, esa era una buena manera de que le quitaran las cuerdas, aunque lograra que se las quitaran en el momento que corriera dispararían contra ella. De una o de otra manera moriría. Sus lágrimas bajaban mojando el tirro en su boca, sus manos y pies dolían por la fuerza en que las cuerdas ejercían sobre ellas. Dolía no ver por última vez a toda su familia, recordaba todas esas fiestas, mientras ella disfrutaba leer a solas lejos de todos ellos compartían y convivían. Un corto metraje de su vida pasó por sus ojos llenándola de melancolía, se sentía como esas tardes soleadas, esas tardes

