Punto de vista de Valentina
Elías me agarró del brazo y me levantó de forma brusca.
—¡Suéltame! —grité, forcejeando— ¡Tienes que ayudarle!
—Luca se encargará de él —dijo Elías, arrastrándome hacia la villa— tú y yo tenemos que hablar.
Me llevó de vuelta a la villa, ignorando mis protestas, Los guardias apartaban la mirada. No era asunto suyo.
Al llegar a su habitación, me empujó dentro y cerró la puerta de un portazo. Me giré hacia él, furiosa.
—¿Qué te pasa? ¿Estás completamente loco? ¡Podías haberle matado!
—¡Pero no lo hice! —rugió él, acercándose a mí— ¡Aunque después de ver cómo lo miraste, cómo lo tocaste, estuve a punto de reconsiderarlo!
—¡Estaba herido!
—¡Y tú estabas demasiado preocupada por él! —me acorraló contra la pared, colocando sus manos a los lados de mi cabeza—
