Punto de vista de Elías Massimo rió. —Qué romántico, mueres por una mujer que ni siquiera te quiere. Valentina me miró, sus ojos verdes brillaban con pánico verdadero. —¿Por qué lo hiciste, idiota? —susurró, sosteniéndome. —Prometí... protegerte —logré decir entre dientes apretados. Ella me miró por un segundo eterno. Luego algo cambió en su expresión, se volvió hacia Massimo con furia. —Tocaste lo mío —dijo con voz, extrañamente calmada— ahora morirás lento. Massimo rió otra vez, pero su sonrisa se congeló cuando Valentina levantó su mano izquierda. En ella sostenía un detonador que no había visto antes. —¿Crees que no esperaba tu trampa? —preguntó— todo este lugar está minado. Los hombres de Massimo miraron alrededor nerviosos. —Está mintiendo —dijo Massimo, pero su voz vacil

