Un imbécil obstinado

1561 Palabras

(punto de vista de Valentina) La capilla ardiente estaba llena, yo estaba de pie, rígida, junto al ataúd cerrado de mi padre. No quería que lo vieran así, prefería recordarlo como era. Llevaba un vestido n***o, Sylvia, la mujer de Gabriel, me lo había traído esa misma mañana. —Ponte esto —dijo, dejándolo sobre la cama— mañana traerán ropa para que te la pruebes, sé que estás pasando por un momento muy difícil, pero debes seguir adelante. No contesté, solo asentí con un leve movimiento, Sylvia salió, dejándome sola para que me cambiara. El vestido era sencillo, de manga larga, ceñido pero no ajustado, me quedaba bien, era exactamente mi talla. Ahora ese mismo vestido me apretaba el estómago, o quizás era todo el dolor que llevaba dentro. La capilla estaba llena de aliados, y socios

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