Jhazlym cerró los ojos reviviendo aquella noche, cuatro o tres meses atrás, después que su padre muriera. Arrugo la nariz mientras una esquina de su labio se levantó. «Un corazón destrozado es mucho mejor que la pesadilla que viví noche tras noche», pensó Jhazlym mordiéndose el labio inferior. Un fuerte golpe escuchó cuando aseguró la puerta a sus espaldas, cerró los ojos cuando otro golpe atravesó la puerta, asustando a la niña que se desplomaba en el suelo, mordiendo su labio inferior, arrastrándose por el suelo, escondiéndose debajo de la cama, volviendo a cerrar los ojos, apretándolos y llevando sus manos a sus oídos.
—Todo estará bien… —susurro Jhazlym para sí misma, intentando que pronto terminará todo.
—Jhaz, abre, soy yo.
Mónica, su nana, dijo en voz baja para que solo la niña escuchará y se tranquilizará o al menos supiera que ya todo estaba en calma. Jhazlym suspiro, aliviada, intentando armarse de valor para salir debajo de la cama.
Después de segundos, interminables para Mónica, Jhazlym salió debajo de la cama, enderezándose temblorosamente en sus pies, torno los ojos hacia la puerta.
Jhazlym, aún con el cuerpo tembloroso, agarro la perilla de la puerta, apretándola fuerte, sin más la giro, muy lentamente, quitándole el seguro. Jalo la puerta hacia ella, levantando la mirada hacia el rostro de Mónica, observando el nítido terror en su rostro.
— ¡Jhazlym! —Grito su abuela, reclamando por ella. Jhazlym arrugo la frente y tenso la mandíbula, apretando más fuerte la perilla de la puerta.
—No. No. —dijo Jhazlym en un alarido, cogiendo la muñeca de Mónica, obligándola ingresar a la habitación. Asegurando la puerta una vez más al momento en que la cerró.
«No te imaginas por todo lo que pasé, tanto como tuve buenos momentos, también fueron malos».
Escribió Jhazlym, limpiando las nuevas lágrimas que caían de sus ojos. Mordió su labio inferior cogiendo una vez más la lapicera entre sus dedos, mirando las letras escritas en el papel, leyendo una y otra vez la última línea que escribió.
«El 20 de enero del 2006, murió la mamama; realmente no recuerdo demasiado desde que partiste, es como si lo borrara de mi memoria como arte de magia, muchos dicen que borre o guarde esos recuerdos en algún rincón de mi cabeza. Cuando realmente me pongo a pensar solo recuerdo todas las mierdas que hice y que no debí de hacer. Si hubiese sido más buena, tal vez la relación con mamá sería mejor, eso sin duda. ¿No?
Me lamento de muchas cosas y es que es inevitable no hacerlo.
Fui mala, muy mala.
Y pude evitarlo.
O al menos eso quiero creer, desde mi arrepentimiento actual no puedo hacer nada para reparar las emociones de las personas que dañe, que cause un gran dolor. Por ejemplo, a mi madre que le hice mucho daño irreparable. ¿Qué puedo hacer ante eso? Nada, pero no me gusta pensar en estas cosas porque me da muchas ganas de querer llorar, desaparecer y fingir que no hice absolutamente nada para lastimarla, pero negar esa realidad, también está mal. ¿Cierto?
Uff, me tiene loca estos temas, por eso no me gusta pensar en eso.
Ese mismo año mamá se enfermó de cáncer y yo no podía con todo eso. Me fui a la casa de mi madrina porque no quería afrontar esa realidad, no quería estar presente en nada, porque no podía ver a mama así, a mi heroína tan mal. Pero tampoco quería saber que alguien más se iría de mi vida, tenía unos doce, o trece años, era muy pequeña para seguir perdiendo personas importantes en mi vida.
Perderte a ti, fue suficiente para mí, una segunda persona, mi mamá. Definitivamente no podía ser testigo de su dolor, de su enfermedad y yo que más de una vez desee que se fuera porque rompió la promesa que me hizo: no permitir que tú te vayas. Le di mucha responsabilidad de una chiquillada mía.
Fui horrible ante su vulnerabilidad.
No era la misma mujer fuerte la cual me defendió de tu familia y de su madre.
Yo sabía que no podía verla así y por ello, intente escapar, fingir que nada malo sucedía.
Cobarde.
Eso es lo que fui, no merecía, no merezco estar con vida, no merezco el aire que respiro. Sí, aún me culpo del daño que le hice mientras ella estaba más vulnerable porque la deje completamente sola cuando más me necesitaba, pero es que, ¿yo qué mierda voy hacer ahí metida? No pudo lidiar ni conmigo misma, ni en esa edad y ahora, ¿ser responsable de mamá? Es de locos, pero si me detengo a leer las palabras escritas anteriormente, podrían sonar muy dramáticas para mí asqueroso ser de ahora mismo, pero es tal como me siento, la gran parte del tiempo.
Por no decir; todo el tiempo».
Jhazlym dejó caer el bolígrafo, mordiéndose el labio inferior, cruzando sus brazos entre las hojas y enterrando su rostro en el espacio entre sus brazos. Sollozo, nuevas lágrimas cayeron por sus mejillas, directamente, mojando sus brazos. Suspiro ruidosamente, enderezándose, tallando sus ojos con la palma de sus manos.
Cogió otra vez el bolígrafo, escribiendo sin parar en la hoja que yacía frente a ella.
«¿Sabes? Algo "bueno" sucedió ese año, ese verano.
Conocí al chico que rompió mi corazón por primera vez, quien por primera vez besé. También quien me lastimo los 3 años que convivimos en la misma escuela.
¡Jo! Esto puede sonar ridículo e irónico, pero después de tanto tiempo aun me quiere, loco ¿cierto?»
Jhazlym exhalando un suspiro largo y espeso dejó caer el bolígrafo entre las hojas, desplomando su cabeza en su brazo, apoyando su pómulo izquierdo sobre el dorso de su mano.
Cerró los ojos por un segundo, atrapando el bolígrafo una vez más entre sus dedos, mientras una lágrima recorría la curva de su nariz.
«Día a día me pregunto cómo puedo eliminar lo negativo en mi vida.
Dije que terminaría con todo este dolor, pero es difícil... bueno te contare de André, fue en muchas cosas el primero en mi vida, en muchas cosas, menos en una.
Él fue mi primer beso, novio, también escapadas ¡oh, sí!
Tuve muchas aventuras, también llantos hasta quedar dormida, aunque es lo que hice muchas veces, pero nunca por una ilusión o amor, más ilusión que amor. También en humillarme frente a toda la escuela y otras cosas que aún me molesta».
Jhazlym aliso la minifalda de volantes de un color turquesa, intentando cubrir un poco más de su piel desnuda. La mano broncínea de André se posó en la rodilla de ella, acariciándola suavemente. Jhazlym alzó la mirada hacia André, sonriéndole.
—Te vez muy hermosa.
André le susurro, pegando sus labios a la mejilla de ella, depositando un suave beso en esta. Ella se paralizo por unos segundos, atrapando su labio inferior con sus dientes perlados, mientras un color rojizo pintaba sus mejillas.
André sonrió ante la joven y volvió a depositar un suave beso en su mejilla.
—Muy hermosa.
Él consiguió murmurar, ni siquiera se dio cuenta que ella pudiera escuchar y, de un minuto para otro unos murmullos de voces masculinas se escucharon, y al siguiente unos quejidos cansados desde lo alto de la escalera.
—Par de idiotas.
Bufó Sandra, bajando las escaleras que daban al vestíbulo y la puerta principal. Sandra rodo los ojos, caminando hacia el recibidor en el cual se encontraba Jhazlym y André.
—Estos idiotas de mis primos dicen que las piernas de Jhaz son riquísimas —dijo en un tono de burla, sentándose en el otro extremo de la habitación. —Oh, y dicen que tienes suerte de estar con ella... —bufó—. ¿Pueden creerlo? —dijo con ironía meneando su cabeza—, imposible, rica... lo dudo —comento, acomodándose en su asiento. La mandíbula de Jhazlym se tensó, haciendo una pequeña mueca, respiro profundo y cerró los ojos cuando la mano de André se posó en la suya, apretándola con suavidad, llevando su mano a sus labios, depositando un suave beso en el dorso de la mano de Jhazlym.
Sí, esto sucedió y la pobre adolescente estaba delirando ante este gesto tan caballeroso, tan bonito que ella casi termina por lanzarse a los brazos de él para abrazarlo con fuerza.
—La verdad que si lo soy —confesó André acariciando la mano de ella con su pulgar.
Sandra los observó y solo meneo la cabeza, en desaprobación.
—Bueno, como que... ¿jugamos algo? —preguntó Sandra, llevo uno de sus mechones ondeados y castaños detrás de su oreja—. ¿Qué dicen? —volvió a preguntar, mirándolos, intercalando su mirada entre Jhazlym y André.
—Claro —comento André, entrelazando sus dedos con los de Jhazlym—, Juguemos algo para tres o algo parecido. —mascullo.
—Verdad o castigo u botella borracha —sugirió Sandra.
—Supongo que botella borracha —comento André, volviendo su rostro hacia Jhazlym, sonriéndole. Ella, le devolvió la sonrisa y se encogió de hombros.
—Por mí, está bien. —Jhazlym comento, volviendo el rostro hacia André. Sonrió y desvió la mirada hacia un punto vacío.
Sandra trajo una botella vacía dejándola en el centro de la mesita café, el cual adornaba la habitación. Sandra giro la botella.
Esta giro y giro hasta señalar a André.
—Aja —dijo Sandra mirando a André divertida—. Pues... besa a Jhaz —exclamo mirándolos, intercaladamente, primero a Jhazlym y luego a André.
Jhazlym trago saliva, se humedeció los labios y miro a André de reojo. Este la miro y le sonrió transmitiéndole seguridad.
—De acuerdo —mascullo volviendo el rostro hacia Sandra y luego a Jhazlym.
Sandra sonrió haciéndole señas con la cabeza a André para que besara a Jhazlym. André poso una mano en la mejilla de Jhazlym, acercando su rostro al de ella, mientras su pulgar acariciaba su pómulo derecho, suave y delicado. Pego sus labios a los de ella, besándola con suma delicadeza.
La peruana movió la cabeza varias veces, saliendo de esta ensoñación.
«Pero, aun así, fue con él mi primer beso, fue lindo, la verdad es que, si lo fue, André fue mi primera ilusión, fue hermosos, pero doloroso. André quería ser mucho más para mí, además de ser mi primer amor, quería ser mi primer en todos los aspectos.
Él quería ser también mi primera vez.
Eso paso hace 3 años después, cuando nuestra relación tuvo su fin, después de la relación amorosa que tuve con Gino, finalizara.
Fueron tiempos difíciles.
Me sentía muy incómoda con mi cuerpo y la verdad es que aún me siento incomoda, para los hombres todo es el físico y para mí... para mí, no lo es.
Pero las burlas, mofas, maltratos físicos y psicológicos que viví y escuché durante años fueron dolorosos. ¿Sabes?
También se burlaban de mí por no tener padre.
Fue terrible ¿quién podría ser tan cruel?
André.
André fue uno de ellos.
Fue doloroso y terrible».
Los pies de Jhazlym se movieron lo más rápido posible, intentando alejarse de la escuela. Un golpe sordo empujo su cabeza hacia adelante y un líquido pegajoso se deslizo por la cola de caballo que sujetaba en alto su cabellera rubia-oscura, cayendo por su nuca, haciéndole estremecer.
Jhazlym azoto su cabeza hacia la muchedumbre que venía detrás de ella, observo como André cogía otro huevo y con una sonrisa malévola en el rostro lo lanzo. Ella volvió su rostro en dirección contraria, cerró los ojos por un segundo. Abrió sus ojos, sintiendo como sus pies se movían deprisa, intentando llegar hasta el grupo de chicos que estaban a varios metros de ella. Hasta que el golpe, seguido de un estallido, aterrizo en su espalda.
Un jadeo escapo de sus labios, deteniendo su paso.
— ¡Detente, hijo puta! —grito Jhazlym exaltada, cuando una otro huevo la azoto en el abdomen.
Aparto mechones rubios-oscuros de su rostro y cuando iba apresurar el paso, escucho pasos acercarse a ella. Volvió su rostro hacia atrás, observando como la muchedumbre se acercaba a ella, acorralándola. Burlándose de ella.
— ¡Basta, André! ¡Basta! —volvió a gritar Jhazlym cuando otro huevo la volvió a golpear, pero esta vez en el pecho. Ella lo fulmino con la mirada, frunciendo el ceño y tensando la mandíbula.
—Me detendré cuando yo así lo quiera ¿me oíste perra? —dijo con determinación, lanzándole otro huevo a Jhazlym, golpeándole el hombre.
Jhazlym lo miro fijamente, atrapando su labio inferior con los dientes, aferrándose a él, tragándose las lágrimas que amenazaban con salir en cualquier momento. No quería demostrar debilidad, sin importar que se quedó ahí mirándolo furiosa.
—Dale Gino, tírale también tú, a ver si de una vez por todas aprende.
André cogió otro huevo de su bolso y le tiro a Jhazlym en el pecho, provocando una punzada de dolor. Jhazlym apretó los labios en una línea recta, armándose de valor para enfrentarlo.
—Eres un maldito cabrón —susurro la peruana, dando un paso al frente, retándolo —dije que te detengas hijo puta —Jhazlym pronunció cada palabra fuerte y con determinación, acortando el espacio entre ellos, escuchando las mofas que hacían sobre ella, mientras el círculo que la rodeaba se pegaba más a ella, acorralándola.
—Eres un maldito cobarde, tú crees realmente que humillándome te hace mejor persona ¿enserio lo crees?
Jhazlym se burló acercándose más a André, controlándose para no golpearlo u al menos empujarlo. André la empujo bruscamente contra la pared. El cuerpo de la peruana reboto con brusquedad contra la pared de ladrillos que la acorralaba de la multitud. Cerró los ojos por un segundo y al abrirlos se volvió acercar a él, azotando su mejilla con el dorso de su mano, abofeteándolo.
—Maldita perra —mascullo entre dientes, rompiendo el huevo que tenía en la mano en la cabeza de Jhazlym, haciendo que ella lo empujara lejos de ella—No vuelvas a tocarme.
Jhazlym rodo los ojos y este la miro con determinación, sujetando bruscamente las muñecas de Jhazlym, empujándola bruscamente contra la pared. Jhazlym tenso la mandíbula intentando zafarse de su agarre, pero este apretó sus muñecas más fuertes, dañándola.
—Tú, André no vuelvas a tocarme en tu miserable vida, hijo puta —escupió las palabras Jhazlym contra su rostro, empujando su rodilla derecha contra la entrepierna de André, causando dolor al mayor que ella—. Suéltame —grito, volviendo a empujar su rodilla contra la entrepierna de este.
André apretó más fuerte sus muñecas, inmovilizándola.
Ella cerró los ojos por un segundo y al otro volvió sus dedos en garras, enterrando sus uñas en la piel de André, al instante que vio como las uñas de Jhazlym penetraban su piel, rasgándola, hiriéndolo, la soltó y ella sin más volteo el rostro de André en una bofetada, marcando sus dedos en la mejilla palpitante de este.
—No vuelvas a tocarme en tu perra vida.
Frotó los laterales de su cabeza, justo en su cien, exhaló un suspiro cerrando los párpados por unos segundos, mordiendo segundos después la punta del bolígrafo antes de pensar que seguir escribiendo, o permitirse fluir a lo que sea que surja en esa carta incompleta.
«También aprendí a defenderme.
En realidad, eso lo aprendí con mis primos.
Pero con el tiempo, aprendí ser más fuerte, tú sabes.
Aunque la verdad siempre me metía en problemas, es que la mayor parte del tiempo, durante la escuela, me acosaban y mi única manera de defenderme era golpeando a la gente que intentaba meterse conmigo. En fin, muchas aventuras, descabelladas, viví en el tercer año, cuando Gino era mi novio.
Apuesto que estas muy decepcionado de mí, por escoger a los chicos incorrectos, siempre a los más idiotas, aquellos que terminan lastimándome.
Realmente fue una idiota».