Charlotte estaba en la entrada de la clínica en donde se encontraba hospitalizado su hermano. Inhalaba y exhalaba una y otra vez para llenarse de fuerza y verse lo más natural posible a su encuentro, como si en ella nada había cambiado. Apretó con fuerza su pequeño equipaje y entró directo a la recepción para que le informaran en qué habitación se encontraba Alexander. —Buenas tardes, señorita. —Buenas tardes, ¿le puedo ayudar en algo? —Vine a visitar a mi hermano, pero no sé realmente en qué habitación está. ¿Me podría informar en dónde se encuentra? —Indagó tratando de disimular su acento español. —Desde luego, ¿cuál es el nombre del paciente? —Moncada, Alexander Moncada. —¡Oh! Es hermana del “paciente misterioso”, qué bueno que poco a poco van apareciendo más personas allega

