Abril
El sonido insistente de el timbre de mi casa hace que despegue la cabeza de la almohada, mi hora la hora en mi teléfono y me quejo en voz alta ya que apenas son las siete, ¿quien molesta a una persona un sábado a las siete?, seguramente alguien que no tiene vida, me estiro y me siento en mi cama para intentar alejar el sueño y me vuelvo a quejar cuando está vez golpean la puerta fuertemente, me levanto y tomo un suéter inmenso que a veces uso de pijama, me lo coloco antes de salir de mi habitación para tapar mi cuerpo, ya que suelo dormir solo con pantis, una gran ventaja de vivir sola, miro quién toca con tanta insistencia desde la pantalla de las cámaras y me pareció extraño cuando vi a mi padre con dos pequeñas mochilas en sus manos.
Sin querer que siga esperando, abro la puerta y lo encargo con una ceja enarcada.
-¿Buenos días?.-El tono en mi voz le de muestra que no esperaba para nada verlo aquí a esta hora.
-Hola cariño, buenos días, ¿vas a estar ocupada hoy?
-Pues... no, hoy solo voy a esperar que me transfieras.
-Ah si, la... la transferencia, la haré hoy mismo.- se queda callado completamente mientras me mira y le hago señas con los ojos para que hable de una vez sobre que hace aquí.- Estoy aquí pa... pa... para pedirte un favor.
-Te escucho.
-Ne... nece... necesito que cuides a tus hermanos por hoy.
Solo entonces note que tras el, se encuentra su camioneta con la puerta de la parte de atrás abierta, en donde puedo ver a mis hermanos durmiendo en sus sillas de bebé.
-Pues hoy no saldré, así que los puedo cuidar hasta la noche.
-Si si si, perfecto, los traeré.- me ofrece las pequeñas mochilas y se va en busca de mis hermanos.
Observó detenidamente cómo camina lentamente hacia mi con una silla en cada mano, mientras se turna para verlos, llega hasta mi y le abro paso para que entre y los dejes en la sala, los coloca en el piso y se arrodilla en el piso para despedirse, le besa la frente a cada uno demorándose un poco más de tiempo de lo normal para luego levantarse y caminar otra vez hacia la puerta.
-Gracias cariño, no sabes el inmenso favor que me haces.
-¿Dónde esta mamá?
-Ella... Ella.
-¿Pelearon de nuevo?
-Eeeh si, algo así.
-Típico de ustedes.
-Ya sabes cómo somos.- se acerca y toma mi rostro para besar mi frente de el mismo modo en que lo hizo con mis hermanos.- No olvides que te amo y que siempre serás mi pequeña princesa.
Aunque me parece raro que hoy esté un poco más sentimental, le resto importancia y me digo que debe ser por la pelea que tuvo con mamá.
-Tambien te amo Papi.
Me mira por varios segundos antes de darse la vuelta y marcharse, lo veo alejarse y cierro la puerta una vez que lo pierdo de vista, camino silenciosamente hasta la sala y me siento en el sofá que se encuentra frente a mis dormidos hermanos de tres años, sus nombres son Adan y Dean, los bebés de la familia, los amo aunque a veces me estresen de más, mientras los miro pienso en cuál sería el motivo de la pelea está vez, mis padres tiene años juntos y son la típica pareja perfecta de hombre empresario y mujer con mente de tiburón, hacen negocios perfectos, aunque solo se ponen de acuerdo cuando se trata de eso, fuera de el trabajo pelean por cualquier cosa.
Cómo es muy poco probable que me vuelva a dormir decido cargar como puedo ambas sillitas hasta mi habitación para poder seguir viendo mi serie favorita por tercera vez, los coloco a ambos a un lado de mi cama, sin acostarlos en esta ya que me da miedo que si los muevo mucho se despierten y me empiecen a volver loca desde temprano, por qué aunque los amo con todo mi corazón no me duele decir que a veces son un dolor de cabeza.
Me acuesto en mi cama y me tapo con la colcha hasta el cuello, les hecho un pequeño vistazo a mis hermanos y le doy play a el capítulo con poco volúmen.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Estoy por reproducir el siguiente capítulo de mi serie favorita cuando un pequeña vocecita de bebé interrumpe el silencio.
-Hoda.- sonrió por lo dulce que se escucha y lo miro.
Adan me sonríe desde su sillita al mismo tiempo que me saluda con su mano.
-Holaaa, ¿cómo durmió el más chiquitito de la casa?-Me es inevitable no hablarle con la voz que todos utilizamos para hablarle a los bebés.
-Ben.- estiro mis manos para subirlo a mi cama y el lo hace feliz.
De los dos el es el que siempre está feliz, en cambio Dean siempre se enoja con facilidad.
-One ta mamá.- se niega a acostarse.
-Mamá vendrá después, ¿no te gusta estar con tu hermana favorita?
-Eeeh Shi, pelo a mi me guta mi mami.
-Bueno, supongo que no puedo hacer nada contra eso.
-No no no.
Me río silenciosamente para no despertar a el otro terremotico, tomo sus dos pequeños pies y los abrazo mientras el empieza a jugar con mi cabello, jugamos un poco en la cama y luego me levanto para ir a desayunar.
-Espera aquí un minuto mientras me cambio.
Lo dejo en el centro de la cama y tomo un conjunto de ropa cómoda para estar en casa, no demoro más de cinco minutos, lo juro, me cambié, cepille y hice mis necesidades lo más rápido que pude, pero cuándo salí ya mi cuarto estaba hecho un desastre.
Todas las almohadas se encontraban en el piso al igual que las sábanas, una de las sillitas estaba volteada con todas sus cosas en el suelo, pero lo que más me asustó, fue no había rastro de la otra silla ni de los terremotos, así que salí a toda velocidad por la puerta abierta de mi habitación y lo que ví hace que casi me desmaye, Dean se encontraba sentado muy cómodamente en su silla mientras Adan la empujaba con todas sus fuerzas gracias a Dios de manera lenta, ya que iban directo hacia las escaleras.
-Que crees que haces Adan.- el pequeño al oír mi tono de regaño dejo de empujar y me miro de manera inocente.
-Nada.
-¿Y se puede saber para donde llevabas a tu hermano?
-Yo lo quielo ayudal a que baje lapidito.
-Pero empujarlo por las escaleras no lo ayudará cariño, se puede pegar y le dolerá mucho.- intento explicarle de manera sencilla.
-¿Shi?
-Si, ahora como amaneció mi principito amargado.
-Mal.- estira los brazos para que lo alce.
-¿Por qué mal?
-El me depito.
-¿Adan te despertó?
-Si.
-Eso no se hace Adan.
Cargo a Dean mientras tomo la mano de Adan, quien solo sonrie travieso por haber despertado a su hermano y juntos bajamos las escaleras, nos dirigimos a la cocina, en donde ya se encuentra Mirna, una señora mayor que me ha ayudado desde que me independise, se mantiene ocupada terminando de hacer el desayuno.
-Buenos días Mirna, creo que hoy tendrás que hacer un poco más de desayuno.
-¡Oh pero que preciosos! - Mirna se apresura a darles una par de besos en los cachetes, y ellos contestan su saludo de manera distraída.- ¿Que quieren comer los pequeñitos más hermosos de el mundo.
-Sanwiss.- gritan ambos a el uniso.
Dean me pide que lo bajo y mientras Mirna prepara sus sandwiches ellos empiezan a corretear a su alrededor, yo me apresuró en desayunar, y luego ella me ayuda a darle de comer a los terremotos, cuando terminan empiezan a cantar torpemente la intro de una de sus comiquitas favoritas y para que no sigan haciendo tanto escándalo se las pongo en el televisor de la sala.
-Señorita, ¿puedo hablar con usted?- Mirna llama mi atención una vez que mis hermanos están bastante entretenidos con el televisor.
-Si, ¿que pasa?.- me hace señas y la sigo hasta la cocina.
-Pues vera señorita, se supone que mi sueldo tendría que haber Sido transferido a mi cuenta la semana pasada, pero aún no me ha llegado nada.
-Oh si, lo que pasa es que un no he hecho ninguna transferencia, mi padre quedo de transferirme el dinero hoy mismo, así que no te preocupes que apenas lo tengo te pagaré tu sueldo.
-Lo agradecería mucho señorita, ya que no me gustaría tener que dejar este trabajo, usted es una buena jefa.
-Ya te dije que no te preocupes, hoy mismo te haré la tranferencia.
Mirna me vuelve agradecer y se retira para hacer la limpieza en el piso de arriba, mito la hora en mi teléfono y veo que ya son las diez, reviso de nuevo mis cuentas y me doy cuenta de que aún mi padre no me ha transferido, pero confío en que pronto lo hará, por lo que me vuelvo a concentrar en mis hermanos, quienes a la media hora ya se han cansado de ver comiquitas y me convencen de hacer una casita, casita que despierta mi lado infantil y al final terminamos con toda la sala llena de sábanas, pero con una casa de varias habitaciones, nos divertimos teniendo cada uno su habitación y jugando a las escondidas, pero como todos los niños de tres años se aburren al poco tiempo y terminan peleándose por una almohada, intento arreglar su desacuerdo ofreciéndoles otra de las cinco almohadas que se encuentran a nuestro alrededor iguales a la que tienen pero no les convence, ya que quieren es esa almohada.
Al final le quitó la almohada a ambos y se me viene ambos encima para quitarme la, lo que desata otra ola de risas y diversión, en eso son nos va el día y ya cuando veo en el reloj que ya van a ser las diez de la noche empiezo a extrañarme.
En todo el día ninguno de mis padres ya llamado para preguntar cómo estamos, además de que no me llegó ninguna transferencia, viendo que mis hermanos se están durmiendo decido ser yo la que los llame, primero intento con mamá pero su número marca fuera de red, así que intento con papá, pero suena apagado.
Que no pueda contactarme con ninguno de ellos me pone un poco nerviosa, pero me convenzo de que tal vez estén en alguna cena importante y decido que lo mejor será bañar a mis hermanos y acostarlos a dormir conmigo y ya mañana los podrán venir a buscar, los llevo a ambos de la mano hasta mi habitación y lleno la bañera para bañarlos a ambos de una vez y que así sea más rápido.
Los dos se portan demasiado tranquilos gracias a el sueño que tiene por lo que los baño de manera veloz, los seco a ambos y los dejo envueltos en la toalla en la orilla de mi cama mientras reviso sus pequeñas mochilas para ver si les dejaron algo de ropa pero lo que encuentro me deja en shock.
al abrir la mochila de Dean me encuentro una pijama y junto a esta varios papeles doblados, los tomo con cuidado y al abrirlos me doy cuenta de que es su partida de nacimiento, su tarjeta de vacunación y una carta en donde dice que soy su tutora legal, sintiendo el miedo recorrer mi cuerpo abro la mochila de Adan y me encuentro los mismos papeles excepto una hoja que contiene la letra de mi padre.
"Hija, perdón por lo que hice, se que está mal haberte dejado con la gran responsabilidad de cuidar a tus hermanos, pero no tenía opción, tu madre se fue de casa hace una semana, no dijo a dónde, solo dijo que ya no podía seguir conmigo y se fue.
He escuchado rumores de que anda con un tipo joven por Italia, pero no quiero dar nada por sentado.
Lo he perdido todo, hice cosas malas que me llevaron a perderlo todo, así que lamento dejarte sin nada.
No te preocupes, solucionare todo, mientras tanto cuida de tus hermanos y no olvides que te amo".