Gina se despertó con el sabor amargo de la rabia aún en la garganta. Habían pasado varios días desde aquel enfrentamiento con Ben, y aún no podía sacarse de la cabeza su frialdad, su tono cortante, como si sus sentimientos no importaran. Lo había herido, lo sabía, pero él también había sido cruel. Sus palabras la habían atravesado más que cualquier herida física.
Pero entonces estaban las palabras de Gerald, tan distintas, tan tiernas. "Ella es la protagonista... estamos escribiendo nuestra propia historia." Esa declaración había calado hondo. No habían vuelto a hablar de lo ocurrido aquella mañana, y eso también le pesaba. Él no preguntó, y ella no supo cómo abordar el tema.
Lo que sí hizo fue entregarse a su cuidado. Gerald había pedido días de descanso para estar con ella, y se había
