Agarró fuertemente a Paulina mientras salgo de la piscina con ella en brazos. Está más pálida de lo normal y tose muchas veces. La dejo en el suelo mientras yo intento recuperar el aliento y calmar mi corazón del susto que acabo de darme. Sin duda, Girop me va a escuchar, sus bromas deben tener un límite, uno que no ponga en peligro la vida de alguien. Estiben y Miguel corren hacia nosotros colocando a Paulina toallas en su cuerpo, mientras Paulina se queja del dolor. — ¿Qué rayos paso aquí? —pregunta madre preocupada—. — ¡Paulina se estaba ahogando! — responde Estiben mientras arropa a Paulina y acaricia su espalda con cuidado —. — ¿Por qué te estabas ahogando Paulina, si de pequeña sabías nadar? —digo agitado —. — Me dio un calambre —dice Paulina con cierto dolor, mientras

