[ZEHRA]
Después de aquella llamada que recibió Jordán, su comportamiento ha cambiado por completo. Sé que no quiere preocuparme, que se guarda todo para protegerme, pero su actitud me grita que estamos en peligro. Lleva más de tres horas reforzando la seguridad de la casa. Lo he visto ir y venir sin descanso, instalando cámaras, monitores, sensores y hasta un sistema de alarma que compró en un local de tecnología cercano. Yo solo lo observo desde la escalera, viendo cómo sincroniza cada dispositivo con una concentración que me pone aún más nerviosa.
—¿Me vas a decir qué está pasando? —le pregunto sin moverme de mi lugar, viendo cómo trepa para colocar una cámara en el techo.
—Solo estoy instalando un sistema de seguridad. Ordenes de Lautaro —responde, sin siquiera mirarme.
Sé que me es
