Capítulo Catorce
Quinn
Tres horas fuera de Caracas, Quinn puso el piloto automático.
Se palpó los bolsillos, buscando la medicina. Tosh todavía estaba dormido. No hay que preocuparlo por las tabletas de nitroglicerina. Se puso una pastilla debajo de la lengua, cerró la tapa de la botella y esperó. Después de un momento, abrió la tapa, sacó otra píldora y se la puso debajo de la lengua, doblando la dosis prescrita. Presionó las yemas de los dedos contra el pecho, deseando que el dolor desapareciera.
Si empeora, tendré que despertar a Tosh. En unos minutos, probablemente estará bien.
Respiró hondo y miró el dosel verde esmeralda de la selva amazónica, a 5.000 pies de profundidad.
Diez minutos después, el dolor había desaparecido. Dejó el piloto automático activado mientras estudiaba la
