Mi papá advirtiéndome que Emilia se iría por su propia cuenta con Donato, me dejó pensando lo peor de lo peor. No por las razones que quisiera, sino porque sabía qué hacía mucho sentido. Eso es lo que me conlleva a buscarla en la habitación donde la deje, pero ella no se encuentra aquí. La única que estaba era Ariel. Esta se sorprende ante mi presencia. —¿Es hora de irnos? — cuestiona desde el asiento que ocupa, antes de fijarse en mí estaba sumergida en su celular. —Todavía no. ¿Dónde está Emilia? — pregunto, es algo que a ella le irrita, aunque trata de disfrazar su reacción. —¿Podríamos hablar en este momento sobre lo que te pedí? — me pide. Tengo ganas de decirle que no, su presencia solo empeora las cosas con Emilia. No obstante, también entiendo que haya malinterpretado lo que e

