Dalton azotaba el caballo para llegar a casa ansioso por ver a su hija y ahora a su mujer. La sensación era muy buena no lo podía negar. Había formado una familia, sin querer tenía una hermosa familia… y lo mejor de todo era que esas dos mujeres lo aceptaban como era. Bueno, Daria no contaba porque era muy pequeña, pero Gayla sí. Sonrió. La brisa caliente golpeaba su rostro pero dado que ya estaba acostumbrado a ese implacable clima no le molestaba, por lo general antes regresaba a casa por las noches pero las cosas eran distintas ahora.
Sami corría a su lado como de costumbre. Hasta su cachorra había aceptado a Gayla, no podía pedir más. ¿Qué si era afortunado? Si lo era… a lo lejos admiro sus dominios logrando divisar su hogar. Apresuro el caballo para llegar cuanto antes, pero estando
