Para el día de la última pelea de Damon antes de la final, la regla me llega en toda su maldita gloria, con esos dolores y contracciones que lo único que hacen es causar que mi cuerpo quiera morir. Aun así, la felicidad se esparce por todo mi interior. La prueba de embarazo negativa es algo, pero notar que la regla me llega para confirmarme mi no embarazo es algo que no se puede comparar. Me siento aliviada e intento ignorar aquella pequeña punzada de decepción que aparece en mi corazón al recordar aquello. Me retuerzo en la cama, adolorida e, instantáneamente, mi cabeza se concentra en nada más que aquellas punzadas molestas en la parte baja de mi abdomen. Todo pensamiento no relacionado con ello desaparece. Maldigo a mis biológicos padres desaparecidos y sin identificar por hacerme muje

