Daba vueltas de un lado para el otro en su habitación, estaba tan nerviosa y llena de miedo por lo que Fabián pudiera hacer contra ella. A esas alturas de la noche, ese hombre ya tenía que haber averiguado todo. Y si eso era así, entonces ella… —No, no quiero ni pensar en eso —Se decía mientras que continuaba dando vueltas. Ada ya estaba profundamente dormida para ese momento, y era lo mejor, porque no deseaba que estuviera despierta para cuando su padre apareciera con aquel carácter de mierda a armar todo un alboroto. —¡Dios mío! ¿En qué estoy pensando?, no debo llamar a la mala suerte, nada de eso va a pasar. Se repetía aquellas palabras intentando creérselas, pero por dentro sentía una cosa bastante diferente. Y es que ese presentimiento que guardaba en su interior no era para nada

