Jade se da la vuelta para ver a Fabián a la cara, él se encontraba sentado en la orilla de la cama observándola fijamente con aquellos hermosos ojos azules. Para ese entonces, brillaban más que antes. —¿Tú lo sabias? —Desde que me entere que no eras Ángela, supe que la chica con la que tropecé aquel día en mi restaurante habías sido tú. Por esa razón tu hermana no me reconoció cuando la trajeron a mi casa. —Pero… —Fabián se pone en pie. —Jade, podre ser un tipo con muy mala reputación, y he hecho cosas que… —El italiano guarda silencio un momento —. Pero no soy un maldito contigo, sé que te traje a la fuerza, pero es que cuando te beso —Roza sus labios con el pulgar —. O cuando te toco —Acaricia su cuello con suavidad —. Lo hago pensando en Jade, y solamente que en ti. Su corazón es

