POV Stevenson
—¿Y la otra Víctima Davis?—
En eso apareció un Sheriff de una ciudad aledaña, se presentó conmigo.
El Sheriff Collins era un hombre alto de pelo cano, de unos bien cumplidos cincuenta años, de complexión fuerte, frondoso bigote lechoso y ojos claros.
Se le intuía un hombre decidido, o al menos, su fuerte apretón de manos es lo que dejaba intuir.
—Se llama… —Sus ojos se manifestaron a punto de reventar en una explosión de lágrimas expansivas—. Se llamaba Cindy Logan —prosiguió con voz entrecortada—, dieciséis años, hija de un buen amigo.
No sé cómo cojones voy a comunicarles la noticia…
—Lo siento, Sheriff. Ha de ser duro para usted. Le ayudaremos en todo
lo posible. Si lo requiere, comunicaremos nosotros la noticia a la familia.
No contestó, se limitó a negar con
