Libros

1177 Palabras
Álvaro es una de esas personas magnéticas. Él trata a los meseros bien, trata bien a la persona con la que está y casi siempre está de buen humor. A mí me encanta estar a su lado porque es simplemente fácil, como cuando armas un rompecabezas y simplemente calza la última pieza. Dado que nada es fácil en la vida, ¿dónde está la trampa? —¿Está bueno, princesa? —pregunta mi acompañante. —Está espectacular —respondo. —¿Quieres otro? —No quiero abusar —respondo. Álvaro eleva su mano y sonríe hacia el mesero, este se acerca y le pregunta si desea algo más, él me mira y responde: —Deseo otras cosas. —Ya... —comento y los dos reímos. —¿Queremos otra copa de camarón, otra de guacamole con chips, esos frijolitos con carne? ¿Qué más se te antoja, Minie? —No, Álvaro es demasiado. —Qué importa, solo se vive una vez —responde y los dos nos miramos a los ojos y él sonríe.—Y algunos cagamos dos veces al día —El mesero le mira divertido y antes de comentar. —El pico de gallo es buenísimo, pero hay unas carnitas. —Las carnitas, aquí no somos gente de vegetales —comenta Álvaro y le miro divertida —¿No quieres algo más? —Un café, para ambos. Mi teléfono vibra y lo miro de inmediato. Demetrio Mina, ¿te parece si almorzamos juntos? Mina No sé. Demetrio Hija, de verdad es un imprevisto. Mina Te has ido de shopping o lo que sea. Demetrio Mi ex cuñado llamó, necesita que revise que su compra es legítima o no. Si él tiene dudas, quiero que sepas que es muy complicado, es un... niñato. Mina Me has dejado por tu ex cuñado. Demetrio Es como mi hijo y entiendo la ironía del comentario, pero es como el hijo con necesidades especiales que tienes para toda la vida. Mina No sé si reírme o llorar. Demetrio Bueno, parece legítimo, pero es cerca de la chingada. Parece que quiere producir su propio tequila, hay caballos y cosas. Podemos venirnos un par de días. ¿Te apetece? Mina ¿En serio? ¿Y me lo vas a presentar? Demetrio No, porque él es el del problema. Ahora, mira el video. Abro el video y veo la dimensión del lugar, es precioso y sí vale la pena dejar el mar por pasar un rato así en el campo. Mina Vale, tú ganas, pero me resiente un poco. Tienes un hijo no hijo al que consientes y no me quieres presentar. Sion es un dolor de cabeza, pero somos familia. Voy a donde sea por él, voy a donde sea por ti. Voy y los dejo en cualquier clínica de rehabilitación y a ti te acaricio el pelo, a él puede que le dé un par de golpes. Los quiero por igual, lo cual si es malo para ti. Mina JAJAJA Tú eres el que tiene problemas. Vino un amigo a verme, ¿te molesta si me quedo en el hotel y salgo a dondequiera que estés temprano? Demetrio ¿Felipe? Mina No, un amigo que no te voy a presentar porque me avergüenzo de él. Demetrio JAJAJA Mina, sé mi hija, no cometas mis errores ni los de tu abuela. Pórtate bien. No hagas tonterías por despecho y mañana, personalmente iré por ti, como con los chiquitos. Te amo mucho, Mina. Mina Gracias por estar, papá. La comida llegó y Álvaro dejó el celular en la silla, me miró y sonrió. Yo veo encima de su hombro el agua cristalina, la gente yendo de un lado a otro, unos niños construyendo un castillo y el clima caliente perfecto. Álvaro se sienta a mi lado y ve el libro que llevo en el bolso, sobre autoayuda… lo he comparado aquí para saber si debería dejar a mi novio o ir corriendo hacia él. —Ahora sí, comamos.—comenta Álvaro. — Y sabes qué, estoy organizando una buceada por acá, ¿será que quieres ir? —¿En serio? —No hay que tener licencia. —Yo tengo, pero, sacaremos la tuya pronto —los dos reímos y Álvaro me acerca un camarón a la boca, sonrío y él se contagia. —Está espectacular, ¿sabes que podría vivir de café y camarón? —Mi amor, sí eres caro, pero me encanta eso de ti. —¿Sí? —Sí. —¿Qué más te gusta de mí? —Lo pequeñas que son tus bragas y lo grande que es tu culo. —Tan poético, mi amor, eres como una versión moderna de Shakespeare. —La verdad, sí —los dos reímos.—¿Lo has leído? —Para qué te voy a mentir, me leí uno y pensé: ¿qué putas estoy haciendo con mi tiempo? —Ya... —responde. —¿Cuál ha sido el libro más profundo que te has leído? —La odisea. —respondo y él se ríe. —¿Por qué? —Parece la vida misma, pasamos años, soñando con ser y tener lo que no aprovechamos, pasamos años perdidos, desahuciados, la gente nos considera nada o muertos incluso, pero ahí vamos, batallando. ¿Y para qué? —me encojo de hombros y le pregunto cuál es el suyo. —No me juzgues. —Ay, Álvaro—le hago una seña para beber un poco y me llevo las manos a la boca. —Okay... ¿Puedo decir mi libro favorito? —Sí, claro, príncipe —Álvaro sonríe. —Verónica decide morir. —¿De Coelho? —Sí, cómo sabes. —Ehh, en la lectura lo tienen, es lectura fácil. —Esa escena en la que ella despierta confundida después de intentar morirse, esa escena en que sientes que ni dios te quiere, eso es profundo, eso no lo escribió alguien que no ha intentado matarse y por eso lo admiro, el hombre tiene huevos y Verónica... bueno... se masturbó en un libro de aeropuerto —me río—Qué más quiere. —Me río mucho más fuerte y Álvaro se contagia. —Tienes que haber leído algo más profundo. —Mi amor, es cierto, todo me gusta duro, y profundo, pero a veces... leer debería ser rico, ya sabes, una comedia, erótica, predecible. —Ahh, sí, sí, eres un lector de novelitas Biancas. —Tú eres una perra—Me acusa. —No puedes decir que soy menos lector por mis decisiones. —Sí, soy una perra. —Gracias.—responde. —ahora, come y piensa en lo hermoso que nos vamos a pasar la tarde. —Tú sí hablas sucio. —Come, come porque conmigo no sabes cuándo será la última vez. —¿Eso es como tus erecciones?—Álvaro se ríe. —Mina, mi mujer, la poeta. —No te encariñes. —¿Por qué le quieres? —pregunta Álvaro. —¿A quién? —¿A él, por qué le quieres?—pregunta. — ¿Por qué le amas, Mina?
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