- Creo que llegamos tarde -me dijo Rachele, al ver que el estadio municipal estaba repleto de gente que formaban colas para entrar.
- Para nosotros siempre habrá asientos disponibles Rachele.
- ¿Ya has comprado las entradas?
- Para estos partidos no se venden las entradas, porque son interescolares, pero el administrador del estadio era muy amigo de mi abuelo, y cuando murió me había asociado al estadio para venir en nombre de mi abuelo –me detuve y la miré–. Es la primera vez que vengo desde entonces... -Ella me sonrió. Ya estábamos por la tribuna de occidente antes de llegar a la puerta 40– Entremos por aquí –la traje hacia la puerta donde no había cola.
- ¿Por qué no hay cola en esta puerta? –preguntó muy curiosa.
- Porque sólo es para asociados del estadio.
- Su identificación, por favor –me pidió el hombre de seguridad. Saqué de mi billetera mi carnet de asociado y se lo mostré, el introdujo mi número de identificación en un aparato–. Usted ya no es socio del estadio –me lo dijo secamente–, por favor vaya y forme una cola para pasar.
- ¿Cómo que ya no soy socio? Usted está equivocado.
- Aquí –me mostró el aparato– dice que se dio de baja a su pase por incumplimiento de los requisitos.
- ¿Qué incumplimiento de requisitos se supone que hice?
- Se da de baja a cada asociado que no viene al estadio por seis meses y usted no ha venido desde que le entregaron su pase, hace más de tres años.
- Thomas mejor vamos a formar una cola –me dijo Rachele.
- Espera cariño –le respondí y volteé al guardia- ¿Conoces al señor Octavio Guzmán?
- ¡Claro! Es mi jefe.
- Pues ve buscando una buena excusa para que no te corra –me hice a un lado y llamé al Señor Octavio, felizmente soy ese tipo de persona que nunca elimina los números que guardó en su celular, ya que uno no sabe cuándo los necesitará.
Rachele vino junto a mí y me dijo que mejor vayamos a formar la cola, pero no le hice caso por más que me insistió.
- Octavio, soy Thomas Scott ¿Me recuerdas? –(Hola Thomas, ¿Dime que pasó?)- Estoy fuera del estadio, pero un guardia no me deja pasar -(¿Por qué, que te dijo?)- me dice que mi pase ya está dado de baja por no haber venido antes -(Pásamelo)- está bien –me acerqué al guardia–. Pidió hablar contigo –justo antes de dárselo puse el altavoz.
- Dígame señor Octavio.
- Deja que Thomas pase, no es necesario que muestre su pase para pasar, es el nieto de Manuel Patherson.
- Como usted diga señor.
- Bien, pásamelo –el guardia me dio mi celular– Bueno Thomas, te espero dentro del estadio, no demores.
- Ahí estaré señor Octavio.
Pasamos al estadio y Rachele estaba tan emocionada como yo, cuando entré junto a mi abuelo al bunker de los Diablos Rojos por primera vez. Nos sentamos en una de las primeras gradas junto al señor Octavio, un sujeto alegre y panzón con la cabeza tan pelada que parecía balón de futbol; había cambiado mucho desde la última vez que lo había visto.
- ¡Thomas! –me saludó con un fuerte abrazo ni bien me vio– creí que ya nunca te vería por aquí.
- Bueno tampoco estaba en mis planes venir, pero hoy juega mi hermano y me pidió que viniera.
- ¡Claro! Leo, juega muy bien, ya está calentando –miró a Rachele-. ¿Y quién es esta chica tan simpática?
- Que tonto, ella es… -Rachele me interrumpió.
- Me llamo Rachele –le estrechó la mano- y soy la enamorada de Thomas. –Lo dijo con mucho orgullo, como si yo fuera de esas cosas que se logran en la vida luego de haber luchado tanto por conseguirlas.
- Me da mucho gusto conocerte Rachele, tienes un nombre muy bello.
- Si, pero ella es mucho más bella –le respondí como un tonto enamorado.
- Bueno tortolitos vamos a sentarnos –yo me senté entre los dos– Thomas ¿Te quedaras acá o prefieres ir con tus padres?
- Prefiero quedarme aquí, ya cuando termine el partido iré con ellos.
Leo logró verme desde el campo y no dudó en acercarse a mí, le presenté a Rachele y le deseamos mucha suerte. Fue mi madre quien se percató de ello y volteó a mirarme, cosa que no hizo mi padre.
Rachele estaba llena de preguntas acerca del futbol, las mismas que yo le hacía a mi abuelo cuando tenía seis o siete años; pero no me importaba aclararle cada una de sus dudas, al contrario, era muy satisfactorio.
- Thomas –me dijo cuando el partido ya estaba en marcha.
- Dime cariño…
- Nunca comprendí porque los equipos defienden con cuatro jugadores y atacan con uno, dos o tres…
- No puedes irte a la playa sin echarte bloqueador, porque te quemaras ¿Me entendiste?
- Claro que te entendí, pero si estas en la playa y no hay sol ¿Para que echarte bloqueador?
- No logro comprender lo que me quieres decir… -don Octavio se mataba de la risa a mi lado.
- El equipo de tu hermano está atacando y atacando, mientras que el otro equipo ni siquiera ha hecho que la defensa contraria sude, entones ¿No crees que lo mejor sería sacar un defensa y poner otro delantero? –yo me quedé pasmado ante todo lo que me había dicho.
- Rachele tiene toda la razón Thomas –intervino don Octavio–, si fuera el entrenador, hubiera hecho eso hace ya buen rato.
- ¿Pero para que arriesgar? Si están ganando por tres goles a cero.
- El que no arriesga no gana Thomas –me dijo don Octavio con toda su experiencia.
- ¿Y la formación sería un 3-3-4? pregunté muy confundido.
- ¿Tú que nos dices Rachele? –preguntó don Octavio.
- Creo que estaría mejor un sistema de 3-2-5
- ¡Se ve que te gusta arriesga muchacha!
- El que no arriesga no gana señor Octavio –le respondió con esa sonrisa perfecta que tenía.
- Y yo que creí saber todo del futbol, el día de hoy acabo de entender lo que nunca quise ver…
- ¿Qué cosa? –me preguntó Rachele.
- Que jugar con tres defensas no es nada descabellado.
- No siempre Thomas –don Octavio volteó a mirarnos– supongamos que juegas contra un equipo que juega con un 4-3-3, salir al campo con tres defensas es una idea muy loca porque siempre debe haber un hombre de más en la marca.
- ¿Y para que estarán los cinco atacantes sino es para presionar la salida del rival y no dejarlos atacar?
- ¡Santo Dios muchacha! ¿Dónde aprendiste todas esas cosas? –al igual que yo, don Octavio estaba muy sorprendido al escuchar como Rachele nos daba clases de dirección técnica y estrategia en equipos de futbol.
- Mi abuelo no fue ni futbolista ni entrenador, pero a todos los niños de Ahoskie les daba clases de futbol, hasta a mí, y fue con él con quien aprendí todo esto y muchas cosas más acerca de estrategia en tácticas de futbol.
- No sabía que jugabas futbol y que tenías tan buenos conocimientos de dirección técnica y estrategia futbolística –le dije muy sorprendido.
- Lo bueno es que aún tenemos mucho tiempo para conocer los secretos del otro –me dio un beso en medio de todo el griterío por otro gol anotado por parte del equipo de mi hermano.
- Te sacaste la lotería con esta chica Thomas, mi mujer no sabe ni porque se cobra la posición adelantada, jajaja.
- Yo sólo sé que Rachele es mejor que cualquier lotería del mundo por más plata que dé –me miró con esa cara de niña enamorada que no se olvida ni en mil años.