—Sin embargo, tengo una advertencia —la voz de Bastiaan tenía un tono más ronco, cargado de sensualidad y lujuria. —¿Cuál? —quiso saber ella. —No puedes tentarme de esta manera, Cara. Solo soy un hombre de carne y hueso —necesitaba hacerle entender que no podía jugar de esa forma con él. Ella dio un suspiro, y luego negó con la cabeza. —Tengo mucho tiempo luchando con esta atracción, Bash —rozó sus labios—. Creo que ya ha sido suficiente, como dijiste antes… Esto tenía que pasar tarde o temprano… es inevitable… Cara enroscó las manos detrás de su nuca, y lo atrajo hacia su cuerpo para besarlo de manera apasionada, no podía estar alejada de él ni un segundo más. —Un momento… —la detuvo, y la miró seriamente—. Si continuamos con esto… no sueñes con que permitiré que huyas de mí nuevam

