— ¡¿Que se cree ese pendejo?!, que porque volvió yo iría corriendo a sus brazos — peleó en el interior de mi auto — Dios, pero está tan guapo.. Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos de mi mente, no puedo dejar que me afecte. Debo de mantenerme firme, para no decaer en la locura. Es que esa barba, el traje que mantenía puesto, además de esa loción que me descontroló los sentidos. El recordar con me sostuvo entre sus brazos me hace caer de nuevo. — Ese imbécil — lo insulto más en mi camino hacia mi casa Casi me vuelvo loca del deseo, al verlo tan decidido. Con esa seguridad, tanto es así que me descontrola y casi me hace inclinar más en su contra para que nuestros labios entren en contacto nuevamente. Pero el recordar cómo en el último minuto se aparto de mí me molestas dema

